Bernat Soria se ha presentado como el gran impulsor, casi el máximo, de la investigación con células madre y la Junta de Andalucía creó para él un centro de investigación. Bernat Soria ha dicho que en diez años estará en condiciones de acabar con la diabetes y a ver quién es el guapo que le dice que no. El problema es que en medicina y en investigación hay promesas que no se deben hacer si no hay seguridad. Y en la investigación con células madre hay, en estos momentos, muchas expectativas y menos resultados. No hay ninguna garantía de que esa batalla contra la diabetes se vaya a ganar en el plazo fijado y si se alimentan falsas esperanzas, el daño a los ciudadanos puede ser terrible. Incluso por encima del problema moral -un problema real- hay muchos científicos que sostienen, al menos con la misma solidez, que no es necesario investigar con células embrionarias porque las células adultas permiten lograr, cuando menos, los mismos resultados sin crear problemas morales.
Pero lo llamativo del caso es que después de conseguir los importantes recursos para una investigación a plazo fijo, el apoyo político, el cambio de las leyes para poder investigar con células embrionarias y todo lo demás, en cuanto el presidente del Gobierno ha llamado a Bernat Soria y le ha ofrecido el Ministerio de Sanidad para ocho meses, este científico ha colgado la bata y se ha puesto el uniforme de político. Y, además, el de político agradecido. Aunque tenemos un excelente sistema sanitario y hay que darle un margen de confianza, algo me dice que Bernat va a ser un actor estrella.