Nadie es quien para escrutar los misterios y designios divinos,
según la creencia de cada uno, pero bien se puede afirmar que el poeta
romántico se muestra de más rica y poderosa sensibilidad para sentir y expresar
mediante símbolos, orales o escritos, tales misterios como si de una liturgia
se tratase. Y la salvación del mundo parte siempre de la poesía y del misterio.
En Andalucía el poeta se embriaga de un sentimiento de recuerdos y
delirios, de amores desesperados y de ternuras a Cristo y a la Señora. Obras de
la virtud humana, fruto de la pasión pura, algo que acaricia y algo que
desgarra. Poesías a la danza, que en esta tierra alcanza la plenitud del rito
primigenio y misterioso que la mujer y el hombre ejecutan gracias a su
libertad. ¿Cómo se debe bailar el flamenco? Como Dios manda, respondía la gran
bailadora, Elvira Lucena. La poesía, como el flamenco no se aprende ni se
enseña. Brota de la vida, después de un duro proceso pasional, de soledad y de
agonía, que tiene lugar en lo más profundo del ser.
La poesía es el más legítimo diálogo entre los hombres que habitan
este mundo, diálogo a veces duro en la poesía trágica y amorosa, porque el
desamor no es otra cosa que una tragedia sangrienta que nos recuerda todo aquello
que hemos amado. El amor pasajero no deja de ser algo extraño, foráneo,
transitorio y secundario. Pero el amor que se queda, el verdadero, se aferra al
corazón como una hiedra, y extiende sus trepadoras ramas por todo nuestro ser.
Sólo la poesía romántica logra hacer pueblos equilibrados, en los
que se mantiene despierta el hambre de la inmortalidad y unos hombres que en su
indiferencia viven en pos de lo absoluto y la creencia en que existe algo
superior, porque lo llevan en las raíces de su propia existencia. Sólo de unos
pueblos así puede nacer una solución justa y humana a la crisis moral de
nuestro tiempo. En Andalucía la poesía lo es todo, ya que no sólo ofrece al
hombre el sentido de la vida, sino también el inestimable sentido del más allá.
Si el poeta romántico llega con frecuencia a caer en el fatalismo,
lo hace al sentir su vida fundida tan íntimamente con el amor, porque se siente
a sí mismo al borde de la pasión desmedida que este le ofrece. La pasión del
poeta andaluz arranca de su sangre, que unas veces discurre con pasión terrenal
y otras con pasión celestial, pues el amor tiene que ser por fuerza algo
divino.
La poesía romántica nace conservando los versos y las notas
características de cada región de España, con una cadencia prosaica y versaica
nacida genuinamente de la experiencia personal, y que constituye un exponente
de las pasiones humanas, y expresa vigorosamente la sensación de la poesía, en
la inmediatez con que el hombre; el poeta, se halla atado a este mundo, y
también esa pena de la separación entre la prosa y el verso.
Sin embargo, esa negación virtuosa que tengo con la poesía, no me
impide descubrir la belleza entretejida de los versos que el poeta lanza a su
amada. He amado la poesía a través de Alberti, Lorca, Machado, y a sus
reflexiones más íntimas me encomiendo al escribir. En realidad, la poesía no es
sino una táctica amatoria, de acercamiento a la belleza, y en esta tierra de
María Santísima, lo que sobra es belleza.
Ismael Álvarez de Toledo
Escritor y periodista
http://www.ismaelalvarezdetoledo.com