Pascual Hernández del Moral. | Viernes 27 de febrero de 2015
Según cuentan los periódicos no ha tenido mucho
éxito la convocatoria de dos días de huelga en Universidades, e Institutos de
secundaria. No sé si los estudiantes estarán en otra cosa o no les interesará
demasiado la reforma que propone el ministro WERT sobre la duración de los Grados,
y por eso no se han sumado a la huelga.
Yo recuerdo que, en mis años mozos allá a finales
de los sesenta y primeros de los setenta, una licenciatura, equivalía a un "Grado
con Master" de hoy, y permitía incorporarse al mundo laboral al terminar, sin
más requisito que el de encontrar trabajo, claro; duraba cinco años (o siete, si era Medicina o Arquitectura). En Filosofía
y Letras, que era la mía, los dos primeros años eran los llamados "Comunes",
una base cultural amplia y homogénea para todas las especialidades de Letras; después,
se hacían tres cursos de especialidad; luego, un año para terminar y leer la
"Tesis de Licenciatura" (la tesina), los cursos monográficos de doctorado, la
redacción de la tesis, y su lectura.
Poco debía parecerles a los mandamases de la
época tres cursos de Especialidad porque sustituyeron los dos años de Comunes, por
Especialidad. Así, la licenciatura constaba cinco años de estudios propios de
tu carrera; más los de tesina y doctorado, que esos no cambiaron. Esta modificación
fue, quiero recordar, alrededor de mediados de los setenta.
Bolonia vino a cambiarlo todo.
En 1999 España, con otros 30 países europeos, acuerda la creación de un "Espacio Europeo de Educación Superior",
que está implantado desde el curso 2010-2011. El nuevo plan de estudios
universitarios se organiza en tres niveles: Grado, Máster y Doctorado;
establece que el primer nivel durará
cuatro años (240 créditos) y una tesis de grado (la antigua tesina). En
estos créditos, se destaca que se han de cursar 60 créditos (2 años) de formación básica, o sea, la vuelta a los "Comunes" de mi época. Con el Grado, el egresado
ya puede incorporarse al mundo laboral, o puede seguir haciendo uno año de máster, (o sea, 4+1); y después incorporarse, si
quiere, a los estudios de doctorado.
A las Universidades, Bolonia les reconoce un
alto grado de autonomía y flexibilidad en el diseño de los contenidos de sus
planes de estudio. De ahí el lío de 3+2
ó 4+1, o sea, Grados de 3 años y Máster de 2, o Grados de 4 y Máster de 1,
que era lo que se diseñó en 1999. Nuestro ministro del ramo parece que propone
que las universidades se inclinen por el "3+2", y estos últimos pagados por los
estudiantes al precio "real". Y, claro, los sindicatos, los estudiantes y
algunas "capas" de la sociedad están en
contra de la subida del precio de los másteres, si se cobra la matrícula a
"precio real", porque ello excluiría de este nivel a los estudiantes de menor
capacidad económica.
Los estudiantes y sindicatos fundamentan su
protesta, pues, en razones económicas
únicamente. En mi modesta opinión, SE
EQUIVOCAN al centrar la protestas únicamente en estas razones, y no en la BAJA CALIDAD de nuestras Universidades,
en la POCA DEDICACIÓN de sus
profesores a la I+D, y en el AYUNO
FORMATIVO DE NUESTROS UNIVERSITARIOS. Sé de lo que hablo porque aún me
queda una hija en la Complutense, y sigo sus estudios.
Estoy seguro de que un Grado en tres años, con
dos de "Comunes" NO FORMA A NADIE.
Se hará necesario el Máster de dos años para alcanzar una preparación
plausible, y que el acceso al mundo laboral, tras sólo el Grado, creará profesionales ILETRADOS e IGNORANTES,
y no por su culpa.
Ese debía ser el auténtico motivo de las
huelgas estudiantiles: EXIGIR UNA
FORMACIÓN DE GRADO QUE FUERA SERIA Y COMPLETA. Y unos PROFESORES FORMADOS, dedicados a la docencia y a la investigación,
que brinden excelencia en su trabajo. En tres años, ni los mejores profesores
consiguen esos objetivos.
Otro asunto es cómo se financia la Universidad.
Monserrat Gomendio, Secretaria del negocio, ha dicho que LA UNIVERSIDAD ES INVIABLE, SI NO SE REPLANTEA SU FINANCIACIÓN. Tiene
razón, por lo que se exige que, con la participación de todos los estamentos,
se plantee y resuelva la vida económica de la Universidad.
¿Lo veremos? Lo dudo. La Universidad pública
seguirá arrastrando su miseria, a la que contribuyen algunos personajes como el
rector Carrillo.
Pascual Hernández del Moral.
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