Dicen los del PP que el nuevo sistema es injusto, insolidario y regresivo, pero al final se han abstenido porque las arcas de sus autonomías están como todas: tiritando. Mas allá de que su decisión de ponerse de perfil sea o no la adecuada, las cifras -que por cierto han sido y siguen siendo la gran incógnita- plantean algunos interrogantes. ¿Cómo puede justificar Zapatero que Cataluña vaya a recibir per capita un 64 por ciento más que la media nacional? y ¿cómo van a vender los suyos en Castilla-La Mancha o Extremadura que con el sistema de las lentejas van a seguir siendo autonomías de segunda? Está claro que esta solución del Sudoku tiene trampa y los españoles no seremos más solidarios ni más iguales, sino más bien lo contrario.
Al final, el nuevo sistema se ha hecho como un traje a medida de Cataluña y mirando más los intereses del partido que gobierna España que a los de los ciudadanos en general. Muchos creen que Zapatero vive al día y no les falta razón, pero el pan para hoy -se ha garantizado la estabilidad parlamentaria- suele traer, casi siempre, hambre para mañana y la estrechez de miras en asuntos tan importantes no es buena consejera. Pronto veremos las consecuencias del nuevo modelo y mucho me temo que no van a ser buenas. Lo dicho... lentejas.