Frida Kahlo fue una mujer de fuerte personalidad, pintora y esposa del mayor pintor mexicano de la época, Diego Rivera. Su vida es una sucesión de amor, dolor, sufrimiento, arte y política.
Amante de León Trotsky y admirada por Picasso, Breton, Duchamp, Kandinsky y todos los intelectuales del momento, Kahlo y su obra triunfaron en el París prebélico de 1939 y en Nueva York, donde fue reconocida como una de las más grandes pintoras mexicanas de todos los tiempos.
Inválida, postrada en una cama de por vida, utilizó su pintura para expresar su dolor, sus angustias y su pena. Un accidente, a los 16 años, le destrozó la columna vertebral, obligándola a llevar durante toda su vida unos dolorosos corsés de yeso que la torturaban. Kahlo utilizaba la pintura para exorcizar su dolor y su talento transformaba el exorcismo en obras de arte.