El reciente debate presidencial entre Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris atrajo una considerable audiencia de 67,1 millones de televidentes, según cifras actualizadas por ABC News. Este número supera tanto las estimaciones iniciales de 57,5 millones reportadas por la compañía de datos Nielsen, como la audiencia del debate entre Trump y Joe Biden en julio, que fue visto por 51,27 millones de personas. A pesar del interés que generó, el debate quedó por debajo del récord de 84 millones de espectadores que se alcanzó en el histórico enfrentamiento entre Trump y Hillary Clinton en 2016.
Este debate marcó el primer encuentro cara a cara entre Harris y Trump desde que Biden abandonó la carrera presidencial a finales de julio, lo que ha generado un cambio significativo en la contienda electoral. La renuncia de Biden llegó tras un debilitante debate con Trump, en el que el actual presidente demócrata no logró convencer al público, lo que provocó cuestionamientos sobre su capacidad cognitiva y su edad. Este giro político ha transformado la narrativa de la campaña, que hasta ese momento parecía encaminada hacia una victoria republicana.
La fórmula Harris-Walz, obtendría un 47,7% de los votos, según las encuestas actuales, pero este resultado se sitúa 3,6 puntos por debajo de lo que consiguió Joe Biden en las elecciones de 2020. En el lado republicano, Trump y su compañero de fórmula, el senador J.D. Vance, obtendrían un 46,2% de los sufragios, una cifra que también representa un descenso de 7 décimas en comparación con los resultados republicanos de hace cuatro años.
A pesar de que la audiencia del debate entre Trump y Harris no alcanzó el récord de 2016, sí mostró un interés renovado, especialmente entre el grupo demográfico de 25 a 54 años, que representó 19 millones de espectadores. Esto sugiere que la polarización política y los temas clave en discusión están reavivando el interés por el proceso electoral.
"El voto de los indecisos será clave para definir el resultado de esta elección", señalan expertos, subrayando que el enfoque de ambos candidatos debe centrarse en atraer a este segmento del electorado que aún no ha tomado una decisión firme.
El debate reflejó una tendencia creciente de los votantes a alejarse de los formatos tradicionales, evidenciada por la baja audiencia en los debates anteriores. El evento de julio entre Trump y Biden, que tuvo la menor audiencia en dos décadas, resaltó esta desafección. Sin embargo, el reciente debate sugiere que las dinámicas han cambiado y que los debates podrían volver a ser un factor crucial en la toma de decisiones de los votantes.
El abandono de Biden de la carrera ha dado paso a una disputa más competitiva entre Trump y Harris, con las encuestas apuntando a una contienda ajustada. La incapacidad de los republicanos para consolidar una ventaja clara tras la salida de Biden refleja las divisiones internas y la incertidumbre en ambos partidos. Aunque Trump parecía tener una ventaja clara tras el primer debate, la entrada de Harris ha revivido las posibilidades demócratas.
Con las elecciones acercándose, el enfoque de las campañas se vuelve cada vez más crucial. El aumento en la audiencia del reciente debate podría señalar un renovado interés en el proceso electoral y un posible cambio en la trayectoria de las campañas, especialmente si los candidatos logran captar el voto de los indecisos.