Álvaro, un joven de 13 años residente de Paraguaipoa (La Guajira), explica que se gana la vida sacando combustible de los vehículos que encuentran estacionados entre las 8:00 am y las 6:00 pm, junto a otros adolecentes, así lo reseña el diario estadounidense The New York Times y explica que los nombres de los niños fueron cambiado para proteger sus identidades.
“La primera vez que tuve que chupar de la goma para sacarla de un carro fue horrible, se me quedó todo el sabor en la boca. Daba igual lo que comiera, todo me sabía a eso. Ya me estoy acostumbrando. Como cereal y se me quita el sabor”, comentó Álvaro, quien lleva muy poco en el negocio.
El aumento de este negocio en la zona se debe a que el calor extremo impide cualquier actividad agrícola y ganadera, porque las tierras son totalmente áridas. Además, la poca variedad de actividades comerciales aumenta los índices de pobreza en la entidad.
Junto a Álvaro están otros dos adolecentes, Yoel de 17 años y Ronaldo de 16 años relatan como realizan esta actividad en la que llevan casi una década.
Neida González, responsable de la Escuela Bolivariana Luis E. Palmar de la entidad, asegura que en el colegio hay alumnos entre 32% y 50% de deserción escolar: hay 178 alumnos registrados en su centro y solo acuden entre 90 y 120.
Gonzales señaló que la mayoría de los niños abandonan la escuela para vender gasolina y los pocos que asisten solo van para recibir la merienda proporcionada por el gobierno nacional.
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