Rosa Moli Llena y su esposo
Luis Togores no sabían dónde se metían cuando en 2005, a través de una empresa
familiar, sin accionistas ni financiación externa, compraron el fuerte La
Concepción, en la población salmantina de Aldea del Obispo. Una fortaleza
levantada a finales del siglo XVIII, en el periodo de las guerras napoleónicas,
que servía de guarnición en la línea defensiva de la frontera hispanolusa.
La fortificación defensiva
del fuerte, que posee una estructura arquitectónica en forma de estrella, había
sido dinamitada por el ejército inglés antes de que lo abandonaran, pero los
barracones de la tropa y una parte de la residencia del comandante en jefe se
mantenían en un estado aceptable.
La primera idea del matrimonio fue la de
construir una hotel singular, que fusionara la confortabilidad de un
establecimiento hotelero moderno y de calidad y la impronta de un edificio
militar con historia y vida.
Y de leyenda y pasión no estaba necesitado el proyecto,
tanto que en las labores de excavación aparecieron los cadáveres de algunos de
los militares que lo habían habitado en su día. Por la botonadura de sus
uniformes los expertos concluyeron que pertenecían a soldados suizos. Aquel
hotel, sin duda alguna, podía reunir la fuerza de la arquitectura
histórico-militar de hacía tres siglos, protegida por el Patrimonio Artístico
de la Comunidad castellano-leonesa, y las instalaciones de un moderno complejo
hotelero.
A Rosa y Luis nadie les explicó el valor de la palabra
"emprendedor" pero ocho años después, tras sus propias vivencias, han
podido comprender lo que significa ese concepto. Ninguno de los dos tenía
experiencia en el negocio hotelero pero no dudaron en emprender la aventura.
Rosa Moli, abogada y aragonesa de nacimiento, andaba metida en actividades
inmobiliarias en Madrid y Luis Togores se dedicaba a la docencia universitaria.
El madrileño Luis Togores es profesor de Historia en la
Universidad San Pablo-CEU y un reconocido historiador, especializado en el
Siglo XIX. Como escritor, algunos de sus libros, como las biografías de Millán
Astray, Yagüe y Muñoz Grandes han tenido un gran éxito editorial, llegando a
convertirse en best sellers.
Pertenece a una familia de militares, por parte de
madre y padre, y es coleccionista de armas, de ahí su obsesión por el proyecto
de reconversión del fuerte. Las obras han conservado toda la estructura del
recinto amurallado, que se distribuye en torno a un patio de armas de 3.600
metros cuadrados y está ubicado en una parcela de 20 hectáreas. La solidez del
recinto fortificado obligó a Luis y Rosa a contratar una tuneladora para poder
realizar los desagües. Pero el mayor enemigo del fuerte son los conejos que devoran
las plantas ornamentales.
El Hotel Real Fuerte
de la Concepción fue inaugurado el 12 de octubre de 2012 y lleva abierto desde entonces gracias al esfuerzo, la tenacidad, el equilibrio empresarial, el
riesgo inversor y el aprovechamiento del factor humano. Si todos esos valores
han servido para conformar el concepto
"emprendedores", nadie como Rosa y Luis se merece ese título
empresarial. El hotel disfruta de la categoría de Posada, que ofrece la Junta
de Castilla y León, el equivalente a un cuatro estrellas, y pertenece a la red
Ruralka.
Atrás queda una fuerte inversión de varios millones de
euros, la realización de las obras, la conservación del patrimonio histórico
desde una iniciativa privada, la formación de un equipo humano y la superación de las trabas burocráticas
ante cuatro administraciones: central, autonómica, municipal y provincial. Una
apuesta con muchos riesgos pero con final feliz.
Por la actividad profesional de Togores, que lo mantiene más
ocupado, su esposa Rosa ha sido la que ha estado volcada en el proyecto. Llegó
a permanecer dos meses a pie de obra para que finalizaran las reformas en la
fecha señalada y el hotel pudiera abrirse. "Los últimos quince días fueron
agotadores pero logramos inaugurarlo en la fecha acordada. En cualquier
iniciativa empresarial marcar los plazos es algo definitivo", recomienda
Rosa.
Esa dedicación ha propiciado un hotel, de los que pueden
considerarse con encanto, con unas habitaciones espaciosas y cómodas, un
generoso desayuno y una excelente oferta de restauración. Y para todo ello ha
sido clave la elección del personal: "Luis y yo hemos hecho de todo pero el gran acierto ha
sido la elección del equipo profesional que nos acompaña en esta aventura. Creo
que no nos hemos equivocado por los resultados cosechados", señala Rosa.
Pero, como uno de los mejores signos de un buen emprendedor
es la ampliación del negocio de manera escalonada, el matrimonio tiene previsto
un programa de actuaciones hasta el verano del 2014. Rosa lo explica:
"El hotel cuenta con 17 habitaciones pero el proyecto
contempla la oferta de un total de 56. También un
spa privado y otro
externo con solarium y una zonas de agua. Todo ello permitirá situarnos en una
posición de competitividad para todo tipo de actos, tour operadores, encuentros
culturales, celebración de bodas y otros eventos. Por su condición de escenario
histórico es el lugar ideal para celebraciones de asociaciones militares, entre
otras".
Rosa y Luis esperan que el entorno del hotel, próximo a
Ciudad Rodrigo y a la población amurallada de Almeida, al otro lado de la
frontera, cuya fortaleza es similar al fuerte de La Concepción, sirva de
revulsivo para su promoción. Después de tanto esfuerzo y una millonaria
inversión, al menos, que el negocio funcione.
Una cosa es ser emprendedor pero
otra muy distinta es ser perdedor. La derrota es algo que no contempla este
matrimonio de osados emprendedores. Esa palabra no cabe en su manera de ser, y
sobre todo porque están fortalecidos por muros de casi tres metros y son herederos
del espíritu de los aguerridos soldados que combatieron en el Fuerte La
Concepción.
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