Andrés Aberasturi | Martes 16 de julio de 2013
Hace un par de días se levantaban de la ponencia sobre
la cada vez más imposible Ley de Transparencia la mayoría de los grupos ante la
comprensible (luego me explico) negativa de una comparecencia de Rajoy para dar
explicaciones del caso Bárcenas. Hasta ahí todo bien; y si califico de
comprensible el uso del rodillo de la mayoría, es porque lo normal en una
democracia normal hubiera sido que el presidente, a estas alturas, ya hubiera comparecido
ante el Congreso de motu propio y dando las explicaciones que considerase
oportunas. Como ni lo ha hecho ni parece que lo piense hacer, lo absurdo es que
el PP no se opusiera a una comparecencia exigida: si no voy por gusto, menos
voy a ir "obligado". Pero yo no me conformo con la "espantá" de algunos.
Lo ideal, lo lógico, lo que los
ciudadanos estamos percibiendo cada día más es que todos, incluido el PP,
hubieran abandonado la ponencia llenos de santa cólera o de inmensa vergüenza,
que se hubieran auto disuelto en una especie de renuncia colectiva a redactar
una Ley de Transparencia porque la mayoría de los grupos carecen hoy de
legitimidad moral para hacer algo así.
Tiene que llegar la catarsis de alguna forma. Entre
las acepciones de la RAE para esta hermosa palabra, hay dos que vienen al pelo:
"Purificación,
liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital
profunda. Eliminación de recuerdos que perturban la
conciencia o el equilibrio nervioso". Y aquí o se transforman desde el interior
o esto no se acaba; o eliminan los recuerdos o terminamos todos desequilibrados
de los nervios.
¿Pero cómo se atreven no sólo ya a sentarse para redactar
una Ley de Transparencia sino ni siquiera a proponerla partidos como el Popular
con Gürtel y Bárcenas (o Gürtel/Bárcenas) sobrevolando sus cabezas? Como se
atreve el PSOE a indignarse cuando hace en Andalucía lo mismo que el PP en
Madrid y está dispuesto a pagar con dinero público la defensa de unos presuntos
defraudadores a los que ellos mismos dicen formalmente que acusan? ¿Con qué
cara se pueden redactar nada que busque la transparencia los de una
Convergencia de la que nunca se supo aquel 3%, denunciado por Maragall mientras
ahora se investiga el caso Palau, el escándalo de las ITV y se sabe que obtuvo
1,18 millones de euros de sus fundaciones por trabajos ficticios? ¿Qué tiene
que reprochar Unió a nadie cuando también -presuntamente- se financia de la
misma forma a través de sus fundaciones? ¿Por qué se ofende IU si es quien
sostienes al Gobierno de la EREs andaluces y debe una millonada a Hacienda y a
la Seguridad Social? ¿De qué estamos
hablando? ¿Esto son los que van a redactar una Ley de transparencia? No hace
falta que ningún grupo interprete el papel de digno y abandone la mesa: es
mejor que la cierren todos y esperen a que, de una vez, la Justicia tenga la
última palabra (a ser posible en este siglo si no es mucho pedir)
Quiero presentarme
en las listas para el Senado si UPyD me admiten como independiente. Mi programa
es sencillo: si salgo elegido, en el primer pleno pediré la abolición de la
Cámara y acto seguido renunciaré al puesto. Yo creo que ya es la única forma de
regeneración posible.
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