Montse Serrador | Martes 23 de abril de 2013
Cuando se
anunció que este año no habría manifiesto de Villalar ante la imposibilidad de
que las organizaciones sociales y políticas que tradicionalmente lo han venido
firmando se pusieran de acuerdo, hay quien se echó las manos a la cabeza
criticando que precisamente en un momento en el que es más necesario que nunca denunciar,
pero también aunar fuerzas, se prefiriese la reivindicación individual a la
colectiva.
Sin embargo,
tal vez es precisamente eso lo que necesita Villalar, apartar los discursos
políticos y partidistas y dejar paso a los castellano y leoneses de todos los
espectros ideológicos. Es un día de todos y para todos y no sólo de unos pocos,
los que están situados más a la izquierda, un hecho al que el Partido Popular
no ha sabido o no ha querido ponerle fin mirando siempre hacia Villalar de
reojo y, en los últimos años, por obligación. Sólo la Fundación que lleva su
nombre, amparada por las Cortes de Castilla y León, consigue mantener
dignamente el pabellón institucional.
Por eso, el
que este año no se subieran al escenario de la campa los representantes de todos
los partidos políticos y organizaciones sindicales y sociales ha acabado por convertirse
en un respiro para una celebración en el municipio vallisoletano que sigue
estando demasiado politizada y que clama por dar voz a los ciudadanos.
Este martes,
jóvenes y no tan jóvenes, familias y grupos de todo tipo han campado a sus
anchas viviendo una jornada festiva, un día de campo para disfrutar e, incluso,
revindicar una comunidad autónoma que sigue hilvanada en algunos puntos de su
periferia pero que es la que queremos y deseamos seguir construyendo. Es un punto
de encuentro, cómo no, para la reivindicación y la crítica, aludiendo al
llamado espíritu de los comuneros aunque tampoco aquí nos ponemos de acuerdo y
hay quien recuerda que eran señores feudales. Sea como fuere, este martes, en
Villalar de los Comuneros ha reinado la paz y la fiesta y no se han cumplido,
afortunadamente, las previsiones de acosos y escraches que hacían algunos.