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La cuidadora de Boecillo acepta 45 años de cárcel por el asesinato de tres menores discapacitados

Se declara culpable aunque muestra una actitud reticente y dubitativa

La sentencia de conformidad pone fin al proceso y evita la celebración del juicio con jurado popular previsto

Redacción/Agencias | Martes 10 de julio de 2012
La extrabajadora de Mensajeros de la Paz Graciela L.B. ha ratificado hoy, de forma definitiva, la aceptación de una condena global de 45 años de cárcel como autora del triple asesinato de tres menores discapacitados en agosto de 2011 en Boecillo, con lo que la sentencia de conformidad alcanzada ha puesto fin al proceso y ha evitado la celebración del juicio con jurado popular inicialmente previsto.

La condenada, su letrada y el Ministerio Fiscal ya habían rubricado el acuerdo el pasado día 18 de junio, en el que, amén de la pena privativa de libertad por tres delitos de asesinato (artículo 139.1 del Código Penal), sin circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, se incluía la prohibición de, una vez cumplida la condena, acercarse a Salamanca, Burgos y Valladolid-es el lugar de residencia de los padres de las víctimas-por espacio de siete años.

Sin embargo, dicha conformidad tenía que ser refrendada hoy por la filicida, como finalmente ha ocurrido, aunque para ello el magistrado que presidía la sala ha tenido que ordenar la lectura íntegra del pacto debido a la actitud un tanto reticente y dubitativa de Graciela a la hora de dar su visto bueno.

De hecho, interpelada sobre si se declaraba culpable, la procesada, con la boca cerrada, se ha limitado a emitir un sonido gutural de aceptación, y así hasta en dos ocasiones, con lo que el magistrado la ha conminado a que respondiera con un sí o un no, informa ep.

Obtenida la respuesta afirmativa, y dado que Graciela aún parecía no estar muy satisfecha con la idea de declararse culpable, el presidente de la sala ha vuelto a preguntarle si reconocía tanto los hechos que se le imputan como la calificación de los mismos y las penas aparejadas, a lo que la filicida ha respondido entonces con un movimiento de cabeza. "¿Me hace el favor de decírmelo de palabra?", ha reclamado enérgico el magistrado, que finalmente ha obtenido un sí, aunque pronunciado de forma tenue y no muy convincente.

Renuncia a la última palabra

Cumplimentado el trámite, sin que la autora del triple asesinato hiciera uso al derecho de pronunciar unas últimas palabras, el juicio ha quedado visto para sentencia, que no será otra que la misma que ha sido pactada entre las partes y que se ha visto posibilitada, fundamentalmente, debido a que las tres acusaciones particulares, en representación de los padres de cada uno de los niños asesinados, se retiraron del proceso tras llegar a un acuerdo indemnizatorio con Mensajeros de la Paz y su aseguradora.

Lo más llamativo de la vista es que la sala del jurado de la Audiencia de Valladolid ha contado tan sólo con la presencia de representantes de los medios de comunicación, en ausencia de familiares de los niños fallecidos y, sobre todo, del marido e hija de la filicida.

Los cadáveres de tres menores discapacitados de 3, 9 y 14 años que la acusada tenía a su cargo en el centro 'Nuevo Amanecer' de Mensajeros de la Paz, sito en el número 1 de la calle Almendro, en la urbanización El Moral de Boecillo, aparecieron el día 15 de agosto del pasado año en su habitación y con sus cabezas cubiertas con papel de cocina film. La autopsia constató como causa de la muerte la asfixia mecánica.

La procesada, que ha sido declarada imputable por los forenses, pese a reconocer que sufre un trastorno adaptativo y presenta una personalidad histriónica y tendente a la exageración, ha venido sosteniendo hasta ahora que no recuerda nada de lo ocurrido aquel trágico día.

Gabriela L.B, de origen uruguayo, ya protagonizó un intento de suicidio el 10 de septiembre del pasado año, cuando, de forma voluntaria, se arrojó desde una terraza del Centro Penitenciario de Valladolid y sufrió diversas fracturas, mientras que dieciocho días después, cuando se recuperaba de las lesiones en el Clínico Universitario, aprovechó un descuido de los sanitarios para abrirse los puntos de la herida.

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