José Cavero | Lunes 27 de febrero de 2012
A las cuatro de
la mañana de este lunes terminaba el interrogatorio al que fue sometido,
durante 23 horas del sábado y el domingo, Iñaki Urdangarín, yerno del Rey,
llamado por el juez José Castro, del juzgado de Palma, a testificar por su
implicación en el Caso Noos, una pieza separada del Caso Palma Arenas.
Urgandarín había acudido el domingo por la mañana con semblante más relajado
que el día anterior para reanudar su declaración . Pero se encontró con un
interrogatorio prolongado y persistente, calificado de "muy incisivo" por el
entorno de sus abogados, por parte tanto del juez como del fiscal Pedro Horrach.
Urdangarín
abandonó el juzgado a las 4.08. Su abogado ha subrayado que quedó demostrado
que la infanta nada ha tenido que ver en la trama, que no hay ni un vestigio de
paraísos fiscales, que Urdangarin atendió la orden del Rey de dejar los
negocios. "Ahora el procedimiento acaba de empezar", aseguró el letrado, después de que el yerno
del Rey reconociera en esta segunda jornada que siguió haciendo negocios en
2008, después de que el Rey le ordenara dos años años que se apartara del
Instituto Nóos, aunque matizó que fueron actividades únicamente relacionadas
con el ámbito privado, no con organismos públicos. El duque de Palma asumió
así, a preguntas del instructor, que permaneció relacionado con la trama de
actividades del instituto y con su socio Diego Torres después de que el Monarca
le ordenara dejar los cargos internos de esa entidad supuestamente altruista y
sin ánimo de lucro, que llegó a facturar casi seis millones con los Gobiernos
de Baleares y Valencia. El juez Castro, a su vez, incidió en las operaciones
realizadas por Nóos, antes y después de 2006. Castro, que investiga los supuestos
delitos de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la
Administración y prevaricación, formuló al imputado un total de 500 preguntas
en dos días. Y, cuando él terminó, empezó el interrogatorio del fiscal, que
duró otras siete horas, hasta medianoche, cuando tomó el relevo la acusación
particular, Manos Limpias, también muy dura. En su intervención, la fiscalía,
muy incisiva, destapó una cuenta con la que Urdangarin cobró en Suiza. El
rastro se detectó en el registro del despacho personal del duque. Tras serle
mostrada una hoja con una cuenta manuscrita por su secretaria, el imputado
asintió y argumentó, según fuentes del caso, que se trataba de un ingreso que
hizo un empresario jordano residente en Suiza por su gestión para internacionalizar
la sociedad Aguas de Valencia. También admitió que intervino para cerrar
negocios con el empresario Domingo Díaz de Mera, promotor del ruinoso
aeropuerto de Ciudad Real y presidente de un club de balonmano y de la empresa
Global Consulting Partners. Por esta asesoría cobró 300.000 euros. A su vez, el
fiscal Pedro Horrach, nada retórico, comenzó a preguntarle por las supuestas
facturas falsas que presentó el Instituto Nóos a la Generalitat valenciana en
relación con el proyecto de los Juegos Europeos de Valencia, alguna de ellas
por 240.000 euros. También se interesó por los contratos de Nóos con el
Gobierno de Baleares, así como por la trama exterior. Urdangarin descargó de
nuevo en su exsocio Diego Torres, con quien acabó muy enfrentado, lo referido a
las cuestiones económicas, y añadió que éste era quien ponía los precios a los
contratos y que llegó a actuar a sus espaldas. "¿Le robó Diego Torres?", le
llegó a preguntar el fiscal. Respondió que sí. En cuanto a las facturas, apuntó
al contable de la sociedad, y negó conocer la existencia de las falsedades y de
la trama exterior. Una parte de los letrados defensores estaba incómoda por la
extensión de las sesiones, por la obsesión del juez y los fiscales en concretar
el sentido de sus interrogatorios. Desde el entorno familiar del duque de Palma
se expresó también, de manera oficiosa, un evidente malestar por la duración de
este acto judicial de dos jornadas, además de por el trato recibido por el
imputado, que tuvo que someterse a 23 horas de interrogatorio, descontados los
tiempos de descanso. Contra lo que se dijo el sábado, la fiscalía no llegó a
pedir un careo entre Urdangarin y su exsocio Diego Torres, después deque el
duque endosara toda la responsabilidad a Torres y sostuvo que al frente del Instituto
Nóos él desempeñó siempre un papel institucional, ajeno a las actividades que
se investigan. Urdangarin y Torres, como propietarios y gestores de Nóos, están
bajo sospecha judicial por encabezar una supuesta trama que se apoderó de
fondos públicos, con concursos y contratos ficticios y precios totalmente
desproporcionados, según consta en el informe del fiscal anticorrupción Pedro
Horrach. El yerno del Rey logró para Nóos entre 2004 y 2007 casi seis millones
de euros de fondos públicos (2,6 del Gobierno de Baleares de Jaume Matas y 3,2
millones de la Generalitat valenciana de Francisco Camps). El duque de Palma
siguió asociado con Diego Torres hasta que rompió con él por disputas serias en
las liquidaciones sobre "lo que le tocaba". Urdangarin le reclamó su parte de
los beneficios. Desde el entorno del duque se explica que sólo continuó en los
temas que había abierto y que aún estaban pendientes de liquidar. En ese
sentido se justifica que en 2007, un año después de que el Rey le ordenada
desvincularse de Nóos y de Torres, el esposo de la infanta Cristina llamara
reiteradamente para reclamar a José Luis Pepote Ballester, que era director
general de Deportes de Baleares, el pago de 400.000 euros pendientes de un
convenio. Urdangarín dijo que hizo de mediador, en nombre de Torres. Sobre su
esposa, la infanta doña Cristina, Urdangarín aseguró que su papel era
"testimonial", y también reconoció que metió en Noos al secretario de
las infantas, García Revenga, para tener una persona de su confianza que le asesorase,
aunque negó que éste fuera un "conseguidor de contratos". Sin
embargo, en la segunda sesión del interrogatorio, sin embargo, Urdangarin
respondió ante las preguntas de la abogada de Manos Limpias, que su esposa sí
firmaba las cuentas de Aizoon, aunque sólo lo hacía así por mero imperativo legal,
ya que siempre estuvo al margen de la empresa que ambos compartían. Urdangarin
habló también de sus hijos, los nietos del Rey de España, a quienes, cuando
estos tenía 3 y 4 años, los hizo socios de la empresa Namaste. El marido de la
infanta Cristina dijo que lo hizo porque quería que fuera "una empresa
familiar" y para que sus hijos "tuvieran su parte".
Luego, los
negocios con las comunidades balear y valenciana: El Duque de Palma contó cómo,
tras reunirse con Rita Barberà y Francisco Camps, en la Generalitat Valenciana
les dieron un contrato en tres días. Su ex socio Diego Torres ya llevó los
proyectos hechos a la reunión y que fue él quien llevó las cuestiones
económicas. Se desmarca de cualquier sobreprecio y de los costes de aquellas
jornadas organizadas por su Fundación y bautizadas como Valencia Summit.
Asimismo, el Duque de Palma contó el patrocinio del equipo ciclista Illes
Balears, que se fraguó en Marivent en septiembre de 2003 tras una partida de pádel
que jugó con Jaume Matas y Pepote Ballester. Durante el interrogatorio,
Urdangarin reconoció que la fundación para niños enfermos con la que se
desviaba dinero a Belice, la montó con dinero público del instituto Nóos.
Aseguró que él no tiene nada que ver con la contratación de trabajadores
'fantasma' por parte de empresas vinculadas a Nóos y responsabiliza de ello a
su ex socio Diego Torres y a los contables. Y se defendió de estas acusaciones
diciendo que no llevaba esos temas y que él nunca hablaba de dinero. Al menos
tres jóvenes confesaron a la Policía Judicial que cobraban 60 euros al mes de
las empresas de Urdangarin sin prestar servicio alguno. En esta trama de falsos
empleados, la Policía también descubrió que algunos de esos contratos se hacían
por un solo día. Anticorrupción sospecha que estas contrataciones 'fantasma'
estaban encaminadas a lograr fraudulentamente bonificaciones fiscales. En
algunos medios se pon e de relieve hoy un pr5esunto exceso de celo del juez
Castro: La Gaceta habla de " flagrante parcialidad del juez por el
interrogatorio inquisitorial de Urdangarín, y habla de animadversión y falta de
neutralidad del instructor. Otra "confesión" se atribuye, en El País, al juez,
quien habría reprochado al imputado, ante sus evasivas respuestas, que "mejor
que no hubiera venido" En El Mundo se habla de "una declaración con muchos
agujeros·, y que el duque faltó a la verdad sobre las facturas falsas, la
evasión fiscal, el saqueo de Noos, su salida del instituto y el papel de
Torres... Relata La Razón que periodistas, gráficos y fuerzas de seguridad
apenas podían contener su cara de agotamiento, al término del interrogatorio. Y
pone de relieve que el sindicato Manos Limpias pedirá una fianza millonaria
para Urdangarín y que se le retire el pasaporte...
En fin, una
larguísima declaración que, pese a todo, supo a poco...
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