El polifacético artista Francisco José Cánovas 'Francano' viene a la cátedra de Madrid, como los toreros en Las Ventas, a pasar el difícil examen de la cátedra. Y lo hace con sus mejores armas: máxima calidad en sus sorprendentes esculturas: “el resultado de una búsqueda del ideal artístico y en la que modestamente he pretendido indagar en el secreto de los clásicos y ponerlos al alcance del visitante”.
Francisco Javier Cánovas 'Francano' nació en Cartagena hace 35 años en un ambiente propicio que, a muy corta edad, le hará entrar en contacto con una de las manifestaciones más genuinas de la ciudad: la Semana Santa. La contemplación de las imágenes fue decisiva para que surgiera en él la necesidad de hacer de la escultura su medio de vida, dedicándose a ella desde los diecisiete años, sin más ayuda que la inquietud por “conocer y hacer, porque me considero autodidacta”.
Pronto descubre a Salzillo, y estudia, comprende y asimila la obra del escultor murciano, extrayendo de ella el gusto por la anatomía, la proporción y el gesto contenido, el adecuado uso del color y, sobre todo, la captación psicológica de los personajes.
A todo esto, él añade la vena expresiva, la libertad de interpretación, la influencia –en apariencia contradictoria- de otros artistas de variado perfil (Rodin, El Bosco, Gustavo Doré, Dalí, Velázquez, etc…), y el resultado son una serie de obras - repartidas por iglesias de toda España y en colecciones particulares- de fuerte impronta barroca, aunque imbuidas de un espíritu más actual. Una muestra no sólo única en el actual panorama de exposiciones de Madrid, sino imprescindible.