Jueves 20 de septiembre de 2007
La diseñadora burgalesa Amaya Arzuaga ha presentado en la pasarela Cibeles una propuesta en la que los colores ácidos como el frambuesa y el limón, así como el blanco y el negro han jugado el papel dominante acompañados de unos volúmenes exagerados de geometría maximalista cuidadamente estudiados.
Las prendas cobraban nuevas dimensiones gracias a un alarde de maestría en el patronaje que aportaba a la figura humana nuevas formas: faldas con caderas abultadas, espaladas y pechos abombados, costados ensanchados, etc. Para crear estos volúmenes Amaya Arzuaga ha empleado algodón, tul, crepe y organiza de seda, gasa, viscosa y licra junto con materiales plastificados.
La diseñadora ha arrancado multitud de aplausos al público asistente gracias a la presentación de unos vestidos negros que entremezclaban tafetanes de seda con luminosos a modo de varillas, columnas vertebrales o parte del tejido de la prenda.
Una colección impecable, pulcra, aséptica y sorprendente con un patronaje cuidado hasta el detalle y unos materiales y volúmenes sumamente atrayentes.