Los agentes se encontraban en un dispositivo de control de alcoholemia cuando observaron que un vehículo se aproximaba a gran velocidad, por lo que le hicieron las señales correspondientes para que aminorase la velocidad.
En cambio, el conductor aceleró más para huir del dispositivo, con riesgo para los agentes que se encontraban en la calzada, por lo que iniciaron su persecución y lo interceptaron a unos 800 metros aproximadamente, en la Avenida del Jarama cruce con la Avenida de la Cañada. Durante dicha persecución el vehículo circulaba a gran velocidad en las glorietas, invadía ambos carriles, pisaba las marcas continuas, realizaba zig-zag y no respetaba la señalización de la vía, ni la que le hacían los Policías Locales a través de la megafonía.
Al identificar al conductor, "los agentes no se explicaban cómo podía conducir con los muy evidentes síntomas de embriaguez que presentaba", señala la Policía en un comunicado.
Según las fuerzas del orden, con una tasa superior a 0,90 miligramos de alcohol por litro de aire espirado ya se realiza una conducción altamente peligrosa, el individuo presenta graves problemas perceptivos y atencionales, graves alteraciones del control y la coordinación motora, la toma de decisiones se encuentra gravemente afectada y el comportamiento es impulsivo e impredecible.
Por lo que con una tasa superior a 1,5 miligramos, como la del conductor detenido, se estima que la conducción se hace imposible, se entra en un estado de embriaguez profunda, estado de sopor y progresiva inconsciencia. A partir de 2 miligramos, existe la posibilidad de un estado de coma.
El conductor fue remitido al Juzgado de Instrucción de Guardia de Coslada y el vehículo fue inmovilizado y trasladado al Depósito Municipal.