Fernando Jáuregui | Sábado 09 de mayo de 2015
Con tanto alboroto, casi pasa desapercibido que Felipe de
Borbón es, dicen las encuestas, el 'político' mejor valorado por los españoles,
que su aceptación bordea el sesenta por ciento y que constituye, por tanto, un
factor de estabilidad en un panorama de pactos que no llegan, acuerdos parece
que imposibles y amenazas de ingobernabilidad.
Siempre me he confesado monárquico, aunque crítico con
muchas cosas. Por eso mismo, me creo legitimado para afirmar que Felipe VI
lleva trazas de convertirse en el mejor rey que ha pasado por España, y que su
figura es un signo de esperanza para quienes tanto desconfían de la trayectoria
política general.
Estamos inmersos en una campaña electoral y acaso lo menos
correcto políticamente sea hablar del jefe del Estado cuando se dilucidan presidencias
autonómicas, alcaldías y, allá al fondo, quién será el inquilino de La Moncloa
cuando se inicie 2016. El sondeo del CIS, además de darnos inequívocas señales
de la popularidad del Monarca, nos ofrece un panorama no sé si preocupante o
esperanzador: sin pactos no habrá gobiernos.
Lo que tiene algunas
derivadas inciertas: de Albert Rivera pudiera depender la gobernabilidad de
medio país. Si Ciudadanos apoya al PP, serán los 'populares' quienes manden en
siete autonomías y medio centenar de ayuntamientos importantes en litigio; si
apoyan al PSOE, pues ocurrirá lo contrario.
Claro, puede ocurrir que Ciudadanos -lo de Podemos es cosa
cada vez más diferente-decida no involucrarse explícitamente, en contra de lo
que hasta ahora viene haciendo en Andalucía, y, con su abstención, permitir que
gobierne el más votado, que es algo sobre cuya conveniencia deberían meditar
socialistas y 'populares' (sobre todo los primeros, que teóricamente se oponen,
ahora, a ello). Y, así, Ciudadanos perdería su condición de árbitro casi
omnipotente de cuanto suceda o vaya a suceder en la política española.
Pero cómo pedir, en estos tiempos de cólera y del cólera,
planteamientos racionales en medio de la pelea a muerte por fotografiarse en el
podio. En tiempos en los que ni siquiera la amenaza territorial planteada por
ese Artur Mas que se fotografía, sonriente y sardónico, tras Mariano Rajoy al
volante de un automóvil, parece inquietar a la clase política establecida y
acomodada...ni tampoco, por cierto, a la emergente. A esa clase política que
incluso se aferra a las elecciones británicas -tan distintas, tan
distantes-para decir 'hemos ganado, habéis perdido'. Cosa de locos, vamos.
Por eso se necesitan factores de equilibrio, de serenidad. Y
yo ahora solamente veo en el panorama
político a ese Felipe VI que, en cuanto que ciudadano Felipe de Borbón, es tan
valorado incluso por el republicanismo de Pablo Iglesias que le define como un
potencial 'gran presidente de una República española'. Sé que es una 'boutade'
del dirigente de Podemos, pero no deja de ser reveladora.
Así que, de la tan traída y llevada encuesta del CIS de esta
semana, yo me quedo con ese dato del aprobado alto del Rey mientras todos los
demás, para bien o para mal, quizá algo injustamente, no digo yo que no,
reciben tan bajas calificaciones.
TEMAS RELACIONADOS: