Enrique Szewach | Lunes 13 de abril de 2015
Aunque no lo dicen explícitamente los candidatos
presidenciales que encabezan, por ahora, las encuestas, sus economistas más
cercanos reconocen en informes privados y a veces, aunque con eufemismos, en
público, que el dólar en la
Argentina, al precio oficial, está "barato".
Esta "baratura" no sólo surge del hecho de que el gobierno
está usando al tipo de cambio como "ancla" antiinflacionaria, devaluando muy
por debajo de la evolución de los precios internos, al estilo de la "tablita"
de Martinez de Hoz (¡Quién lo hubiera dicho Joe y Axel un solo corazón!).
Surge, además, de los cambios en el escenario internacional, en dónde el dólar,
en el último año, se ha fortalecido fuertemente contra todas las monedas, menos
el peso argentino.
Pero claro, si algún producto que tiene demanda está barato
artificialmente, y no por exceso de oferta,
y "no hay para todos", hay que racionar las cantidades y vender un
máximo por persona, como con las latas de aceite, o los paquetes de yerba, en
épocas de controles de precios.
Ese es el costado del
cepo que administra la AFIP
vía el dólar ahorro.
Pero como la venta del dólar ahorro tiene, además, el
objetivo de mantener calmo el mercado informal y, por lo tanto, minimizar la
brecha entre el precio más parecido al verdadero y el controlado, la AFIP ha aumentado las
autorizaciones de compra de dólares a un ritmo actual en torno a los 400/500
millones de dólares por mes.
Pero, como ya le conté hace algunas semanas, cuando se
discutía sobre el levantamiento del cepo, a partir de un comentario de Mauricio
Macri, la compra de dólares para ahorrar es sólo una parte del cepo. También
hay que racionar las cantidades demandadas para importar insumos y bienes, y
las transferencias al exterior por dividendos regalías y otros pagos.
A su vez, un dólar barato, dado el escenario internacional
comentado, que incluye la recesión brasileña y la caída del precio de la soja,
desincentiva las exportaciones y el ingreso de dólares para invertir.
Por lo tanto, este precio del dólar está en el centro de la
escena del estancamiento productivo y la caída del empleo, de la Argentina de hoy.
A este precio del dólar, hay que controlar importaciones
(menos insumos y bienes para producir y vender).
A este precio del dólar se demoran inversiones, salvo los
fondos en pesos que están retenidos por utilidades que no se pudieron girar en dólares al
exterior y que se "transforman" en nuevos edificios para cedes de Bancos
Internacionales, o ampliaciones de plantas de grandes empresas.
Dicho sea de paso, la curiosidad de la semana es que la Presidenta comenta,
orgullosa, decisiones de inversión que se toman ahora, gracias a la certeza de
que se va.
En lugar de usar la cadena nacional para anunciar su
fracaso, debería preguntarse por qué esas inversiones se anuncian ahora y no
hace un par de años, cuando todavía su continuidad era probable.
Retomo, con el precio clave de la economía argentina fuera
de foco, se caen las exportaciones, hay que frenar importaciones, se cae la
producción y se frena la inversión y el empleo.
Por lo tanto, salir
de este panorama implica, poner el precio del dólar en el lugar que permita
levantar el cepo, para retomar inversiones, producción y crecimiento.
En síntesis, cambiar la política actual.
¿Alguien del oficialismo me puede explicar cómo la
"continuidad", la "reelección del proyecto", es decir manteniendo esta política
se pueden cambiar los resultados?
Pero poner en foco el precio del dólar significa bajar el
costo laboral en dólares, bajar el gasto público en dólares, bajar el poder de
compra en dólares de nuestros pesos.
Dicho de otra forma, volver a importar, exportar, invertir,
producir, generar empleo, salir del estancamiento actual requiere otros precios
relativos, del dólar, de las tarifas, de los salarios, etc.
Pero el conjunto de precios relativos es el resultado, la
consecuencia, de una política fiscal y monetaria, no la causa.
Por lo tanto, el desafío macro será construir una política fiscal y monetaria,
que resulte en el conjunto de precios relativos necesario para volver a crecer.
A esta tarea, habrá
que sumarle la reconstrucción institucional, (¿Nos damos cuenta que, más allá
de lo evidente, el INDEC y el BCRA, hay que recuperar a un poder judicial
arruinado y contaminado, por facciones politizadas?).
La reinserción de la Argentina en Occidente. (En dónde el tema de la
deuda externa es prioritario, pero no es el único).
Y un diseño de políticas específicas para que las ganancias
de competitividad y productividad sectoriales no dependan, en el futuro, de
salarios baratos.
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