Con 10 condenas
Sábado 28 de marzo de 2015
Luciano Benjamín Menéndez, quien desde el lunes 6 de abril volverá a sentarse en el banquillo de los acusados en Córdoba, es, con 10 condenas en su haber, el represor que más penas recibió por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.
El lunes comenzará el quinto juicio, en Córdoba, contra el
ex titular del Tercer Cuerpo del Ejército por delitos cometidos en junio de
1976 y que tuvo como víctimas a tres militantes de la Juventud Universitaria
Peronista (JUP).
Otra vez, escuchará los cargos que se le imputan por las
atrocidades que bajo su mando cometieron las fuerzas armadas en el III Cuerpo
del Ejército,.
Menéndez, alias "Cachorro", de 87 años, en
simultáneo, es juzgado por el Tribunal Oral Federal de Córdoba en un tramo de
la megacausa La Perla, que se inició en diciembre de 2012, y en otro que se
realiza en San Luis, que comenzó en noviembre pasado.
Como no fue beneficiado por la Ley de Obediencia Debida, se
hallaba inculpado en cerca de 800 causas, y en 1988 fue procesado por 47 casos
de homicidio, 76 de tormentos, cuatro de ellos seguido de muerte y cuatro
sustracciones de menores, pero la Corte Suprema lo desprocesó en conformidad
con la Ley de Punto Final.
En 1990, recibió el indulto de Carlos Menem y ocho años
después, al reabrirse una causa penal por 30 fusilamientos y asesinatos de
presos políticos cometidos en 1976, fue detenido por unos días por negarse a
declarar, aunque pronto recuperó la libertad.
La justicia real llegó con la anulación de las leyes de
impunidad y su sentencia en Córdoba, el 24 de julio de 2008, por los
secuestros, torturas y asesinatos de miembros del Partido Revolucionario de los
Trabajadores abatidos en un operativo montado por el Tercer Cuerpo en diciembre
de 1977.
Un mes después, la justicia tucumana lo condenó junto a
Antonio Domingo Bussi por la desaparición del ex senador provincial
justicialista Guillermo Vargas Aignasse, hecho ocurrido el 24 de marzo de 1976.
La tercera condena la recibió a fines de 2009 en Córdoba,
por el secuestro, tortura y asesinato del comisario Ricardo Albareda, además de
por los secuestros, tormentos y lesiones graves en perjuicio de otros perseguidos
políticos.
El 18 de mayo de 2010, un tribunal tucumano volvió a
condenarlo por los padecimientos de 22 personas en el centro clandestino de
detención que funcionó en la ex Jefatura de Policía.
Ese año, pero en diciembre, la justicia cordobesa lo condenó
por la muerte de 31 presos políticos alojados en la Unidad Penitenciaria San
Martín (UP1) de la ciudad de Córdoba, ocurridos en 1976 bajo el paraguas de la
Ley de Fugas, además del secuestro y torturas en contra de un civil y cinco
miembros del entonces Departamento de Informaciones Policiales (D2).
El 23 de marzo de 2011 fue condenado por la justicia
tucumana por "homicidios doblemente agravados y violación de
domicilio" en la causa Romero Niklison, en la que se investigaron cinco
asesinatos.
En 2012, el Tribunal Oral Federal de La Rioja falló contra
Menéndez y otros dos represores con la pena de prisión perpetua en cárcel común
por encontrarlos culpables de los homicidios de los curas Carlos Murias y
Gabriel Longueville, conocidos como los "Mártires de Chamical".
En 2013, Menéndez fue condenado por el Tribunal Oral Federal
de La Rioja a 20 años de prisión, por los delitos de privación ilegítima de la
libertad y aplicación de tormentos, ocurridos en 1977 cuando un grupo de
docentes y agricultores fueron detenidos y torturados por personal de
Gendarmería.
A fines de 2013, la justicia tucumana lo condenó a 12 años
de prisión por la privación ilegítima de la libertad de Rita Ariza de Toledo y
de su yerno -Jorge Ygel- en noviembre de 1977.
El 4 de julio de 2014 la justicia de La Rioja lo condenó a
prisión perpetua en cárcel común por el asesinato del obispo Enrique Angelelli,
asesinado el 4 de agosto de 1976.
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