Sigue el jucio
Miércoles 25 de marzo de 2015
El hermano mayor de
Ángeles Rawson, ratificó que cuando él declaraba en la fiscalía por el crimen
de su hermana escuchó al imputado Jorge Mangeri en otro cuarto "muy
nervioso" mientras lo interrogaban, por lo que concluyó que "estaba
hasta las manos" en la causa.
El hermano de Ángeles afirmó que al escuchar que Mangeri
declaraba nervioso se dio cuenta que "estaba hasta las manos"
Se trata del empleado bancario Jerónimo Arellano Villafañe,
hermano por parte de madre de Ángeles, quien relató en el juicio oral por el
crimen de su hermana el episodio ocurrido durante la noche del viernes 14 de
junio, cuando él declaraba en un box de la fiscalía de instrucción 35 porteña.
Se trata de Jerónimo Arellano Villafañe (26), hermano por
parte de madre de Ángeles, quien relató hoy en el juicio oral por el crimen de
su hermana el episodio ocurrido durante la noche del viernes 14 de junio de
2013, cuando él declaraba junto a otros miembros de su familia en la Fiscalía
de Instrucción 35 porteña, ante la fiscal Paula Asaro.
Arellano Villafañe explicó ante el Tribunal Oral en lo
Criminal (TOC) 9 que como él declaraba en "un box sin puerta" y el encargado de
Ravignani 2360 lo hacía en una oficina "con paredes de durlock", alcanzó a
reconocer "la voz de Mangeri" y "se escuchaba con bastante
claridad".
"Escuché la voz de Mangeri con un tono de voz muy
nervioso, negándose a mostrar unas heridas que supuestamente le habían hecho"
y "la fiscal le preguntaba ¿por qué no?", afirmó ante los jueces
Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas.
El testigo añadió que de la oficina donde declaraba Mangeri
"salió (Paula) Asaro, entró un médico", aparentemente para revisarlo,
que escuchó que "las heridas eran de más tiempo del que él decía" y
que luego vinieron "más médicos".
Precisó que cuando él terminó de declarar y salió al pasillo
de la fiscalía, vio que su madre, María Elena "Jimena" Aduriz, estaba
sentada junto a la esposa de Mangeri, Diana Saettone, por lo que decidió
apartarla para decirle algo.
"La llamé a mi mamá que estaba con Diana. Le dije que
no se pegara mucho porque Jorge estaba hasta las manos", afirmó el
testigo, quien también explicó que conocía la voz de Mangeri porque él mismo
vivió junto a su familia en el departamento de Ravignani 2360 hasta un año y
medio antes del crimen.
Cuando el fiscal Fernando Fiszer lo consultó acerca de por
qué a su juicio el portero "estaba hasta las manos", Arellano
Villafañe contestó: "Por cómo se puso él y cuando escuché al médico que no
concordaban el tiempo de las lesiones".
El defensor de Mangeri, Adrián Tenca, le preguntó si había
escuchado cuando su cliente denunció que "le tenía miedo a la policía", pero
Arellano Villafañe ratificó que sólo escuchó el imputado nervioso cuando se
negaba a ser revisado.
Contó que esa jornada en la fiscalía fue extensa, que la
entrada con los periodistas fue "difícil" y que primero declaró su hermano Juan
Cruz, después su madre y él fue el último y que cada una de estas declaraciones
tardó en "entre tres y cuatro horas".
Dijo que a él le preguntaron sobre todo: por las zapatillas
de su hermana, la mochila, el ex novio, la relación de Ángeles con Sergio y por
Mangeri.
Cuando el abogado querellante, Pablo Lanusse, le preguntó
cómo era Ángeles, el joven respondió: "Era divina, mi debilidad. Tenía un
carácter fuerte y se hacía escuchar, respetar. Contenedora con sus hermanos,
una alumna excepcional. No puedo describirla, era divina".
Al término de su declaración, Jerónimo, que fue vestido con
un traje gris, se abrazó y lloró junto a su madre en un pasillo y junto a ellos
pasó Saettone, quien en voz baja y tono irónico les dijo: "Muy bien diez
felicitado", algo que luego los fiscales y la querella denunciaron en
privado ante el TOC 9.
Si bien para hoy se esperaban 24 testigos, entre los que fueron
desistidos, los que faltaron y los que no fueron ubicados, sólo declararon
ocho.
Uno de ellos fue Florencia Habegger (19), una de las tres
compañeras de colegio de Ángeles que aquella mañana del lunes 10 de junio de
2013, caminó con la víctima unos metros al término de la clase de gimnasia en
el predio de la Ceamse de Colegiales y se despidió de ella en la esquina de
Concepción Arenal y Cramer, sin notar que a la chica le ocurriera nada raro.
También declaró la profesora de gimnasia que dio esa clase,
Claudia Knez, y tres docentes y personal directivo del Instituto Virgen del
Valle -Viviana Urichipia, Marta López y Analía Vélez de Villa-, quienes
recordaron a Ángeles como una alumna ejemplar de cuarto año que tenía el mejor
promedio del colegio.
"Era una alumna excelente desde todo punto de vista. No sólo
por sus calificaciones sino por su don de gente", dijo Vélez de Villa, la
rectora del nivel secundario del colegio, generando el llanto de los padres y
del hermano mayor de Ángeles.
También declaró María Elena Leuzzi, la titular de la
Asociación de Víctimas de Violaciones (Avivi), quien aseguró que haber
declarado en la causa Ángeles "fue el peor error de su vida" por las
consecuencias que le trajo haber sembrado ciertas dudas sobre algún miembro de la
familia.
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