Ernesto Sanz | Viernes 27 de febrero de 2015
El fiscal Julio César Strassera encarnó la lucha en la Argentina
por los derechos humanos. No fue una lucha romántica, ni teatral, ni forzada
con declamaciones tardías. Tuvo la verdad de las pruebas y de los cuerpo a
cuerpo del juzgado, a la hora señalada, para darle el respaldo ético a la
democracia naciente. Puso los culpables en el banquillo, los acusó con la ley
en la mano y dio un alegato que ya es patrimonio de la humanidad. Tuvo la
oportunidad, le hizo el honor y estuvo a la altura. Así se hace el bronce.
Strassera murió esta mañana y es lógico que nos sintamos
desguarnecidos. Pero haríamos bien en sentirnos plenos porque contaremos por
siempre con él en nuestro arsenal simbólico.
Le rindo mi homenaje emocionado. Sé que su vida abona el
país mejor que tenemos ahí adelante.
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