Ernesto Sanz | Lunes 26 de enero de 2015
Claro que hay que disolver la SIDE. Claro que hay que hacer
una nueva ley para reconstruir unos servicios de inteligencia democráticos y
limpios.
Pero no vamos a aceptar que eso sea el método para borrar
todo lo que ha sucedido durante estos doce años en ese fondo de reptiles que ha
sido la SIDE.
No vamos a aceptar que un Gobierno a punto de terminar su
mandato, de forma unilateral y sin consenso, con el pretexto de una reforma
necesaria trate de borrar el pasado.
Una nueva Ley, SI. Pero tendrá que ser con un nuevo
Gobierno. Tendrá que ser con un esclarecimiento previo de todo lo que ha
ocurrido en los servicios secretos durante estos 12 años.
Tendrá que ser con la desclasificación de todos los
documentos secretos de la SIDE sobre el atentado de AMIA y sobre la muerte de
Nisman. Y con una Comisión parlamentaria que investigue todo lo que ha pasado.
Tendrá que ser después de que se exijan responsabilidades
políticas y penales por todos los delitos cometidos desde dentro del aparato
del Estado durante 12 años.
Y tendrá que ser, la nueva ley, con el diálogo y el acuerdo
de todas las fuerzas políticas.
Lo que ha hecho hoy la Presidenta es poner sobre la mesa una
nueva Ley de impunidad. De impunidad de su Gobierno y de los espías que han
trabajado a sus órdenes.
Y hay dos cosas que me parecen especialmente intolerables:
a) La primera, los ataques y las descalificaciones al Poder
Judicial. Esta ofensiva del Gobierno contra el Poder Judicial se tiene que
terminar YA.
Porque lo que se busca es terminar con la independencia de
la Justicia en la Argentina, y sin una Justicia independiente no hay
democracia.
Los ciudadanos confían más en sus jueces y fiscales que en
un Gobierno que recurre sistemáticamente al engaño masivo y que nos ha
acostumbrado a proteger el delito en lugar de perseguirlo.
b) La segunda, los ataques y las descalificaciones al fiscal
Nisman. Un hombre muerto, que ya no se puede defender. No sólo no ha
pronunciado una sola palabra de condolencia por su muerte: lo ha atacado con
saña y con crueldad.
Eso me ha parecido indecente.
Pero el principal problema de esta Presidenta y de este
Gobierno es el siguiente: que diga lo que diga, ya nadie la cree. Que la
inmensa mayoría de los argentinos creen que el fiscal ha sido asesinado, que
las acusaciones del fiscal eran ciertas y que el Gobierno tiene una
responsabilidad directa en todo lo sucedido.
Los argentinos no se merecen esto. Merecen algo mejor.
Merecen un Gobierno que les diga la verdad.
Merecen una política limpia y decente.
Hoy la Presidenta ha vuelto a demostrar que la democracia
argentina necesita una regeneración urgente y que eso solo se puede hacer con
un Gobierno nuevo y distinto.
Voy a ponerme en contacto con todas las fuerzas políticas de
la oposición para coordinar nuestra respuesta y poner freno a esta nueva operación
de impunidad que hoy ha puesto sobre la mesa la Presidenta.
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