Fernando Jáuregui | Domingo 25 de enero de 2015
Mariano Rajoy dio este domingo el pistoletazo de salida
'oficioso' a lo que será una campaña electoral de casi un año de duración. Ni
más, ni menos. Un Mariano Rajoy más satisfecho que nunca por la labor realizada
durante estos tres años clausuraba este domingo la convención del PP anunciando
que combatirá legalmente las elecciones 'plebiscitarias' catalanas convocadas
para septiembre, y lanzándose desde
ahora a un programa de ofertas electorales, incluyendo la bajada de impuestos
no solo en 2015, sino también en 2016. No citó a Luis Bárcenas, cuya sombra ha
sobrevolado todo el tiempo esta 'cumbre popular', pero habló de un firme
combate contra la corrupción, reconociendo que se han dado conductas
irregulares en algunos cargos públicos del PP. No citó a Podemos, pero repitió
hasta doce veces que "no podemos" ni tirar por la borda lo ya
logrado, ni 'podemos' asomarnos al precipicio, ni 'podemos'...No hacían falta
buenos entendedores: el guiño era patente y el rival ya se sabe dónde está,
aunque tampoco el PSOE salió bien librado de las invectivas presidenciales.
Durante casi una hora
de discurso, el presidente del Gobierno y del PP tampoco citó, por cierto, a su
antecesor, José María Aznar, que había inaugurado la convención igualmente sin
mencionar ni a Rajoy ni todos los logros económicos que el presidente fue
desgranando en su alocución dominical para felicidad del más del millar de
personas que llenaban el palacio de congresos de Madrid. Pero lo cierto es que, al margen de estas
consideraciones personales, hay que subrayar que el clima en el que se desarrolló este cónclave
del partido gobernante durante tres días, rematado con unos vídeos
especialmente vibrantes y emotivos, fue
de cierre de filas ante unas elecciones que se producirán dentro de cuatro
meses...al margen de lo que suceda en Andalucía, donde todo indica que la
presidenta de la Junta, Susana Díaz, convocará este lunes elecciones
autonómicas anticipadas, una eventualidad en la que, por cierto, tampoco quiso
hacer hincapié el inquilino de La Moncloa.
Así, Rajoy, en un
discurso en el que confirmó que la economía es para él lo más importante y que
no hay el menor ánimo autocrítico en sus planteamientos, dejó sin tratar los
dos temas que acaso van a acaparar los titulares de esta semana: el resultado
de las elecciones griegas -las obvió, simplemente- y las muy probable
elecciones andaluzas de marzo, a las que se refirió solamente de pasada,
calificándolas como un mero "proyecto personal", lo mismo, por
cierto, que las catalanas de Mas.
Allí estaba, dicho
sea de paso, con la 'plana mayor' de los 'populares', el jefe del PP andaluz,
Juan Manuel Moreno, que no se cansó de repetir ante los micrófonos -más de un
centenar de periodistas acreditados-lo contrario de lo que la presidenta
andaluza ha venido diciendo estos días, en los que ha negado que vaya a
concurrir a las primarias socialistas: que Susana Díaz convoca elecciones
anticipadas para competir con Pedro Sánchez por el liderazgo del PSOE.
Precisamente, lo que no olvidó Rajoy fue atacar reiteradamente al PSOE, aunque
la mayor parte de las veces sin mencionarlo explícitamente, por la herencia que
dejó a su Gobierno, una herencia ya superada (gracias, claro, a la gestión del
PP), insistió muchas veces. Ni olvidó, siguiendo la estela de sus más recientes
intervenciones, repetir una y otra vez que España "es un gran país",
del que "hay que hablar bien", sin caer en el pesimismo de
"otros". Porque "no es lo mismo dar doctrina en un plató de
televisión que defender los intereses de España en los foros europeos".
Creo que Rajoy piensa
sinceramente que la suya, el PP encabezado por él mismo, es no la mejor, sino
la única opción viable hoy por hoy en España: piensa, y así lo dijo, hasta que
el PP ha sido quien ha pagado la deuda sanitaria dejada por Zapatero. De la
misma manera que tengo la impresión de que el presidente ve el futuro con
optimismo: no habrá secesionismo catalán -"esas elecciones no serán un
camino hacia la fractura de España"--, las opciones 'populistas' se van a
estancar, lo que ocurra en Andalucía -ni él puede presumir una victoria del PP
en esta Comunidad-carece de trascendencia y en las restantes confrontaciones la
victoria del PP está cantada, la economía marcha viento en popa, el 'cambio'
-fue la palabra más repetida-ya se ha producido, y somos un ejemplo para el
mundo... Así, ¿cómo no salir eufóricos de esta 'cumbre' en la que el partido
gobernante se mostró dynamico, más allá de los 'olvidos' de Aznar, o de que
seguimos sin saber quiénes serán los candidatos del PP en varias autonomías,
comenzando por Madrid? Y, además, me dijo un asistente que se hacía 'selfies'
entusiastas con cuanto dirigente nacional, autonómico o local deambulaba por
los pasillos del palacio de congresos, "¿a quién le interesa comparar la
situación de Grecia con la de España?". Pues eso, que "no
podemos" ni hacer esa equiparación. Y sí podemos, en cambio, lanzar, por
lo visto y oído, muchas campanas al vuelo.
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