Nada para a Francisco
Sábado 17 de enero de 2015
El Papa Francisco afrontó una fuerte tormenta tropical -que
mató a una voluntaria- para poder celebrar una misa en Tacloban, en la isla de
Leyte, junto a los sobrevivientes del tifón Yolanda, que en noviembre de 2014
arrasó Filipinas.
Con un piloto amarillo de plástico para protegerse de la
intensa lluvia, Francisco habló frente a unas 200.000 personas, aunque debió
suspender sus planes de pasar todo el día en Tacloban y sus alrededores,
devastados por el tifón hace 14 meses.
Arruinados sus planes por la tormenta, debió volar de
regreso a Manila, la capital filipina a la hora del almuerzo.
"Pido disculpas a todos ustedes. Estoy triste por esto,
realmente triste", expresó el pontífice de 78 años frente a miles de
personas que se habían reunido en una iglesia poco antes de que debiera
regresar al aeropuerto.
Por los fuertes vientos, una chica murió durante la misa,
cuando le cayó un altavoz en la cabeza.
Al ser informado sobre el hecho, el Papa expresó su sentido
pésame, rezó por ella y pidió poder contactar con los familiares, informó el
cardenal filipino, Luis Antonio Tagle.
La mujer, una voluntaria filipina de 27 años murió al caerle
encima un andamio para uno de los altavoces que habían sido colocado al lado
del escenario desde el que se ofició la misa, informó la agencia de noticias
EFE.
El avión que transportaba a tres asesores del presidente
filipino, Benigno Aquino, se despistó cuando intentaba despegar en Tacloban y
cayó en picada en el barro. Nadie resultó herido de gravedad.
El viaje a Tacloban y sus alrededores fue una de las
principales razones para que el Papa planeara una visita de cinco días a
Filipinas, bastión asiático de la Iglesia Católica.
El tifón Yolanda fue la tormenta más poderosa jamás
registrada en la tierra, dejó 7.350 muertos o desaparecidos, en noviembre de
2013, y devastó pueblos de pescadores y agricultores que ya estaban entre los
más pobres de Filipinas.
Francisco celebró una misa truncada, pero aún así
profundamente emocional, en el aeropuerto de Tacloban, tras recibir una cálida
bienvenida de una multitud que la policía estimó en alrededor de 200.000 personas.
"¡Viva el Papa", cantaban en medio de la fuerte
tormenta las miles de personas cubiertas con pilotos amarillos iguales al que
vistió Francisco, entregado por los organizadores.
"Cuando vi en Roma esa catástrofe, yo sentí que tenía
que estar aquí. Y en esos mismos días, decidí venir aquí. Yo estoy aquí para
estar con ustedes", sostuvo el Pontífice ante una multitud que lloraba
aferrándose a sus crucifijos.
"Algunos de ustedes han perdido parte de sus familias.
Todo lo que puedo hacer es guardar silencio. Y caminar con todos ustedes con mi
corazón en silencio", dijo.
Varias de los asistentes aseguraron que las palabras del
Pontífice habían elevado sus espíritus.
"No puedo explicar lo que siento. Estoy llena de
gratitud. Nunca en mi vida creí que vería a un Papa", dijo Virginia
Torres, una ama de casa de 68 años de edad.
Torres, cuya casa fue destruida por la tormenta, dijo que el
discurso del Papa había "renovado" su esperanza, a la vez que su
dolor.
Filipinas sufre un promedio de cerca de 20 grandes tormentas
o tifones al año, pero Yolanda fue el más fuerte jamás registrado en la tierra,
con vientos de 315 kilómetros por hora.
La tormenta tropical de hoy, con ráfagas de hasta 130
kilómetros por hora, fue la primera de este año.
El ojo de la tormenta estaba a sólo 50 kilómetros de
distancia cuando el avión del Papa despegó de Manila, según la agencia
meteorológica nacional.
Se pronostica que la tormenta golpeará Manila mañana, día en
que se espera una multitud de hasta 6 millones de personas en una misa que
celebrará Francisco un parque.
De asistir ese número de personas, la multitud superará el
récord anterior de 5 millones de personas durante una misa celebrada por Juan
Pablo II en el mismo lugar en 1995.
Filipinas ha sido durante mucho tiempo bastión de la Iglesia
en Asia, con los católicos representan el 80% de la población de la ex colonia
española.
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