Javier Fernández Arribas | Jueves 08 de enero de 2015
El objetivo principal de las organizaciones terroristas con
sus actos de barbarie es sembrar el miedo y el terror entre los ciudadanos a
través de los medios de comunicación.
Son muchos los expertos (Mac Luhan, Baudrillard, Pereda,) que en sus
teorías sostienen que sin comunicación no habría terrorismo y que los asesinos
instrumentalizan el derecho a la información para sus propios intereses que van
en contra del poder legítima y democráticamente constituido.
En la actualidad, otro de los objetivos que persiguen los
terroristas en los medios de comunicación es servir de ejemplo heroico para la
captación de jóvenes desclasados con personalidades débiles y con necesidad de
horizontes estimulantes y con la ambición de ganar dinero. Los canales de
captación utilizados están principalmente en internet y las redes sociales que
se ven reforzados con las imágenes en televisión y en el resto de medios
tradicionales. Por eso, y con ánimo de venganza y escarmiento, los terroristas
han cometido un nuevo acto de barbarie asesinando a 12 personas en un ataque
contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo. Un acto de barbarie como lo
ha calificado el presidente francés, Francois Hollande contra las sociedades
abiertas, democráticas y en libertad; se enmarca en la estrategia de las
organizaciones terroristas de atacar en los países occidentales cuya capacidad
militar, política, económica y social les impide lograr el poder totalitario en
aquellos países que ambicionan.
En el caso de Al Qaeda, la joya perseguida es Arabia Saudí y
otros países del Golfo ricos en petróleo. En el caso del DAESH (EI), sus
métodos bárbaros se localizan en las zonas petrolíferas del norte de Irak y de
Siria. A los criminales narcotraficantes sedientos de dinero y poder,
disfrazados de imanes y califatos para sesgar la religión con una
interpretación a su gusto y medida, totalitaria y fundamentalista, les hace
daño una buena información sobre el terrorismo porque no les hace el juego y no
les sirve de propaganda. Por eso, los periodistas y los medios de comunicación
tenemos una responsabilidad especial a la hora de hacer nuestro trabajo. Sobre
todo, con las imágenes en medios masivos como la televisión que siembran terror y sirven para captar
adeptos y con el uso del lenguaje para no legitimar sus pretensiones. Dos
ejemplos: se hacen llamar Estado Islámico para equipararse con los estados
legal y legítimamente establecidos o la denominación de lobos solitarios crea
una leyenda muy atractiva para captar jóvenes. No debemos caer en esos errores
que benefician a los terroristas.
Terminar con el recuerdo de unas palabras del asesinado
director de Charlie Hebdo, Stéphane Charbonnier, en 2012: "Si nos
planteamos la cuestión de si tenemos derecho a dibujar o no a Mahoma, de si es
peligroso o no hacerlo, al final no sacaremos nada más y el puñado de
extremistas que se agitan en el mundo habrán ganado"
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