- El futuro es
muy sombrío.
- ¿Por qué? No
hay nada que temer, puesto que ahora estamos alineados con lo peor.
Albert Camus
Siempre sostuve que el sainete es el género que más nos
identifica. Y dentro del sainete el populismo. Para ser precisos: el populismo
es parte del sainete. Es, si se me permite, su gestor. O una de sus fuentes.
Otras son el carnaval, el porro, la birra, el malambo televisivo, la
perestroika nacional y popular. Fachadas y campos de combates, sapos y alfalfa
para diputados; camaradería, rituales y elocuencia. A veces los buenos modales,
generalmente el folletín. Pizza fría y tinto. Gustus.
Seré breve pues no vale la pena extenderse más ni perder
tiempo. De lo contrario hacemos otro Concilio de Trento, discutimos la
sexualidad criolla, las santificaciones mundanas para rescatar humillaciones,
ídolos, pancartas, bombos y cruzadas.
Para decirlo con palabras de una editorial de La RévolutionProlétarienne "son los fariseos
de todas la iglesias y de todas las camarillas las que imponen soledad".
Estos caballeros tienen argumentos básicos, parecen ignorar
que se toma al Estado como botín. No los salva la ingenuidad, llevan - a veces
sin saberlo - el delirio de una militancia sicalíptica y obscena. Para
recordárselos con vocablos sencillos: afanar no es progresista.
El mal aliento,
espeso y ácido, va corroyendo la
sociedad. Y los supuestos socialistas no están fuera del juego. Si en alguna
época había cosas perdonables (el cuchicheo nos llega de manera sutil) hoy los
símbolos no alcanzan, el tartamudeo no alcanza, los retratos no alcanzan. Y no
lo podrán justificar. Salario o sobres aparte, digo. Nostalgias que no pueden
enternecernos, ni siquiera debajo de la ducha.
Todo se ha adulterado. Sin ser malicioso ¿qué queda del
pensamiento libertario, de las conductas de hombres íntegros, de socialistas
sin dobles intenciones? ¿Qué quedan de seres que hablaron de dignidad sin
moralismo retardatario?
La complicidad se paga, el delito se paga, la impunidad y el
jugar al Gran Bonete se pagan. Incluso
en territorios con expedientes y luces de neón. Incluso en territorios poblados
de guiños, patotas y ladrones. Todo es escurridizo. Leemos en los hospitales,
en las escuelas, el las rutas, en los valles, en los muros: mafia, corrupción,
dramatización, lentejuelas. Desplazamientos evangélicos y saqueos desde
repertorios belicosos e intelectuales conversos. Contubernio, balconeadas pragmáticas,
confidentes y entramados. Pregunto: ¿escuchó alguna vez, adulador compulsivo,
hablar de Lisandro de la Torre o de Buenaventura Durruti? Por favor, no los
nombre, no los ensucie. Hay que empezar a hacer las facturas, democráticamente,
con nombres y apellidos. Y cargos. El General fue el que inmortalizó la cita
"bosta de paloma". También dijo: "quien le da pan a perro ajeno, pierde el pan
y pierde el perro". La dialéctica amo-esclavo. ¿Entiende lo que digo? La
versión canónica se resquebraja, mi querido cagatintas. Mientras tanto,
mastican en orden, acompasados, como cretinos entrando al Purgatorio. Iter
criminis.
Carlos Penelas
Buenos Aires, diciembre de 2014
www.carlospenelas.com