Javier Fernández Arribas | Martes 09 de diciembre de 2014
Las cumbres iberoamericanas tienen en la ciudad mexicana de
Veracruz un nuevo impulso y una especie de refundación que debe servir para
poner en valor la fuerza iberoamericana. La diplomacia española ha trabajado
intensamente en estos últimos tres años para recuperar la pujanza que tenían
estas citas anuales demasiado desatendidas por el anterior presidente del
Gobierno. Un grave error que se ha enmendado en lo posible gracias a una mayor
presencia política española en América Latina acompañada del mantenimiento de
la inversión y de la colaboración de las empresas españolas, con su
conocimiento y experiencia, en el desarrollo de la mayoría de los países. La
situación ha cambiado notablemente porque América Latina ha sido capaz de
transitar por la crisis económica y financiera mundial con tasas de crecimiento
importantes gracias, entre otros factores, a una China ávida y necesitada de
materias primas.
A pesar de algunos calentones económicos en países tan
importantes como Brasil, la región latinoamericana se ha convertido en polo
atractivo de las inversiones y en factor de crecimiento para muchos países
desarrollados y de numerosas empresas en todos los sectores desde las
infraestructuras, el transporte, las comunicaciones, la banca, la energía o los
servicios donde empresas de todos los tamaños encuentran su negocio gracias a
unos socios locales competentes y a unas condiciones legales favorables y con
seguridad jurídica. El incremento del valor latinoamericano atrae a inversores
árabes que utilizan en numerosos casos la influencia española para introducirse
en estos mercados.
El interés de Marruecos por ser miembro asociado desde 2010
de las cumbres iberoamericanas tiene su justificación por el amplio abanico de
oportunidades que ofrece el triángulo América Latina-España-África mas países
árabes. Las cumbres representan un foro útil y operativo para el contacto
político y económico, para la resolución de problemas sin la presión oficial y
para definir estrategias capaces de alcanzar el valor real que lo
iberoamericano tiene en el mundo. España debe jugar el papel clave y
dinamizador que tuvo en el espacio iberoamericano para proyectar sus intereses
a ambos lados del Atlántico incrementando la influencia, desde el respeto y la
profesionalidad, en dos continentes claves para la economía mundial como son
América Latina y África, cada uno con sus riquezas y circunstancias concretas.
El rey Felipe VI reclama en Veracruz una distribución más justa y equitativa de
la riqueza, algo que solucionaría muchos problemas en el mundo.
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