El Papa no se calla
Martes 25 de noviembre de 2014
El Papa alertó ante el Parlamento Europeo sobre las
"consecuencias dramáticas" de la crisis económica, reivindicó la
democracia y advirtió sobre las centenares de muertes de indocumentados que
buscan llegar al continente.
En un discurso dirigido a los 500 millones de ciudadanos de
los 28 estados-miembro del bloque, que no eludió bordes políticos y que arrancó
repetidos aplausos de los eurodiputados, el Pontífice abordó la dignidad de los
europeos, aspecto que vinculó a la necesidad de cubrir "lo mínimo
necesario para vivir del trabajo".
En sus palabras, pronunciadas tras ser recibido por el
presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, Francisco pidió a los legisladores
que "la envejecida Europa" deje de girar en torno a la economía,
ponga en el centro de sus preocupaciones la dignidad del hombre y
"redescubra su alma buena", informó la agencia de noticias Europa
Press.
En medio de sus discurso, un grupo de seis eurodiputados de
un bloque de izquierda española abandonó el recinto expresando que la
Eurocámara "es una institución pública y laica" en la que "no
caben sermones religiosos", según señaló Marina Albiol, vocera de
Izquierda Plural, que agrupa a diversos partidos de izquierda, ecologistas y federalistas
y nacionalistas.
A pesar de esto el discurso fue seguido con gran expectación
y Bergoglio advirtió sobre "el desprestigio creciente" de unas
instituciones que son percibidas por los ciudadanos como "distantes e
incluso dañinas".
También envió un "mensaje de esperanza y de
aliento" a todos los ciudadanos europeos al defender que el proyecto
político europeo debe poner de nuevo en el centro al hombre, que está dotado de
"dignidad" y "trascendencia".
Fransisco aludió asimismo a la "soledad" que
enferma a Europa y que, según subrayó, se agudizó por la crisis económica y
trajo "consecuencias dramáticas", entre las que graficó el abandono
de los ancianos y los jóvenes "sin puntos de referencia ni oportunidades
para el futuro".
En uno de los fragmentos más dramáticos del discurso del
Pontifice, pronunciado en italiano, Fransisco hizo referencia al complejo
problema de la inmigración y clamó por "no tolerar que el mar Mediterráneo
se convierta en un gran cementerio", aludiendo a las centenares de muertes
de inmigrantes que tratan de alcanzar las costas europeas.
El tema ocupa frecuentemente la agenda política europea,
particularmente después de que el pasado mes de octubre finalizó la denominada
operación "Mare Nostrum" puesta en marcha por el gobierno italiano, a
través del cual se rescataron 150.000 inmigrantes, mientras 330 traficantes
fueron arrestados en un año.
Francisco invitó luego a construir una Europa "en torno
a lo sagrado de la persona" y no en torno a la "economía", al
advertir sobre el riesgo que corre el ser humano si se reduce "a un mero
engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser
utilizado", y recalcó que esas consecuencias se hacen perceptibles hoy en
día.
En otro fragmento de corte claramente político habló contra
el individualismo y la creciente tendencia hacia "una reivindicación
siempre más amplia de los derechos individuales, que esconde una concepción de
persona humana desligada de todo contexto social".
Luego reivindicó la democracia, pidió que esta se mantenga viva
como "fuerza política expresiva de los pueblos" y realizó un
llamamiento a que ésta no "sea desplazada ante las presiones de intereses
multinacionales no universales, que las hacen más débiles y las transforman en
sistemas uniformadores de poder financiero al servicio de imperios
desconocidos".
Ante este panorama, el papa hizo un llamado a la esperanza
basada "en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en
fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa - junto a
todo el mundo - está atravesando".
En el hemiciclo, Bergoglio pidió que no se olviden "las
numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías
religiosas, y particularmente cristianas" en diversas partes del mundo.
Además, señaló el "vergonzoso y cómplice silencio de
tantos" ante comunidades y personas que son objeto de "crueles
violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas;
asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas".
Fransisco le regaló al Europarlamento un mosaico de la
paloma de la paz, en lo que fue su quinto viaje internacional, el más breve
realizado por él, ya que durará tan solo tres horas y 50 minutos.
Francisco es el segundo papa que visita el Parlamento
europeo después de Juan Pablo II, que lo hiciera el 11 de octubre de 1988.
Tan solo 48 horas después de su regreso a Roma, el Papa
emprenderá el viaje a Turquía, donde visitará Ankara y Estambul.
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