Gabriel Lerner | Martes 04 de noviembre de 2014
En las últimas horas se volvió a poner en evidencia el
escaso apego a la democracia y a la legalidad vigente de algunos periodistas
enrolados en la oposición al Gobierno Nacional. Esta vez la víctima fue un niño
de 11 años, llamado CaseyWander.
Hace pocos días, en el acto de homenaje a Néstor Kirchner,
Casey fue entrevistado por un periodista de la TV Pública. Allí el chico contó
de su adhesión al Gobierno de Cristina Kirchner, explicó el por qué de ese
apoyo, con claridad comentó que le gustaba mucho la política y que aspiraba a
ser "Presidente en el año 2050".
El video de ese reportaje fue repetido muchas veces en la
televisión y miles lo vieron en las redes sociales. Sin dudas, llamó la
atención la precocidad de Casey en materia política y su soltura y claridad
para exponer sus ideas.
Sin embargo, desde los medios opositores al Gobierno
Nacional agredieron de manera irracional al niño que, simplemente, desea ser
Presidente de la Nación.
En los próximos días se cumplirán 25 años de vigencia de la
Convención sobre los Derechos del Niño y el año próximo cumplirá una década la
Ley de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.
¿Cuánto tiempo necesita cierto periodismo para entender que
los niños son ciudadanos y que tienen derecho a expresarse libremente, como
cualquier otra persona? ¿A usted le parece que este niño es el hijo de
Goebbels, el Ministro de Propagando de Hitler? ¿A usted le parece que un niño
de 11 años puede "repetir sin soplar" las palabras de Aníbal Fernández?
¿Es que acaso algunos no entienden que, aunque discrepen con
los dichos de un chico de 11 años, no pueden injuriarlo ni tienen el derecho a
decirle de manera prepotente "tus viejos te están cagando"?
Así como algunos piden una baja en la edad de imputabilidad
para encerrar a los "menores", otros denuncian la conciencia cívica y política
de los niños como si fuera un crimen.Como si los niños y niñas no fueran parte
de la sociedad, como si no importara lo que tengan para decir, como si su
opinión no fuera válida. Los mismos que se oponían al derecho al voto a partir
de los 16 años se asombran ante las convicciones de un chico de 11 años.
Decimos esto porque tener un micrófono o una cámara a
disposición no autoriza a denigrar ni humillar a ninguna persona. Todos los
periodistas y conductores deberían saber que ese tipo de agravios no
corresponde hacerlos a nadie, mucho menos a un niño, a quien debe brindársele
la mayor protección y respeto por parte de todos los adultos, sean o no figuras
mediáticas. Aunque tenga 11 años y sus ideas no le gusten a algunos
periodistas, sigue siendo un niño.
Dr. Gabriel Lerner
Secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación
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