Emilio Martínez | Lunes 07 de julio de 2014
El
fútbol mundial está de luto en plena celebración del Mundial, que así también
se oscurece con la muerte de Alfredo Di Stéfano, no sólo el mejor jugador de
todos los tiempos, sino el precursor de
esa figura mítica que trasciende épocas, que queda en la historia 'per omnia saecula
saeculorum'. Porque la 'Saeta Rubia', además de permanecer en activo y casi al
cien por cien de rendimiento hasta cerca de la cuarentena de años, transformó
también a 'su' club, el Real Madrid, en el mejor de todos los tiempos, merced a
sus cinco épicos triunfos consecutivos en la Copa de Europa, que añadir a la
Intercontinental y a las siete Ligas. Algo que ninguno de los teóricos
competidores, los ya retirados Pelé, Cruyff, Maradona y el 'dúo dinámico'
actual que forman Cristiano y Messi, por el trono futbolero no lograron.
Como
tampoco fueron ejemplo de profesionalidad y casta a tope, de sudar la camisola
sintiendo sus colores durante toda su carrera. En eso, Di Stéfano también fue
muy superior, cual ha explicado en varias ocasiones su colega y coetáneo Paco
Gento al referirse al hispano-argentino: "Era capaz de sacar un córner y
de ir a rematarlo". No sólo eso, sino que aunque la Saeta fuese un
delantero genial -que podía hacer de goleador, asistente, extremo e interior-, también brillaba y batallaba en el medio
campo y bajaba a defender con idéntica bravura. Todo lo cual le pone igualmente
por encima de esos teóricos competidores, al menos en la opinión argumentada de
quien esto firma.
Porque,
al margen de lo que puedan ofrecer en los años que aún les restan Cristiano y
Messi -incomparables por tanto ahora con el fallecido-, y sin dejar de
reconocer la grandeza de Pelé, a nivel de clubes, el brasileño brilló
únicamente en su país, donde era intocable y nadie osaba darle la leña que se
reparte en el fútbol más competitivo y físico de Europa e incluso Argentina. Sí
que Maradona destacó en su aventura del Barça y Nápoles, pero sin continuidad
ni títulos como esas cinco Copas de Europa de Di Stéfano. Peor fue lo de
Cruyff, quien se entregó al máximo en el club azulgrana los dos primeros años,
para acabar autoalineándose en el nada complicado puesto de 'líbero' antes de
marcharse al Levante e iniciar un periplo vergonzoso en otros equipos menores e
indignos para un sensacional futbolista como el holandés.
Para
redondear su mito, el ahora tristemente desaparecido, también fue capaz de
seguir sirviendo al fútbol como entrenador con un historial igualmente superior
al de Cruyff y/o Maradona, ya que acumuló Ligas y otros títulos en River Plate,
Boca Juniors, Valencia y Real Madrid. Después continuó como ejemplo vivo en
este 'su' Real Madrid, el mejor adalid y banderín de enganche de los blancos. Y
ha querido la casualidad que al menos los componentes de la actual plantilla le
hayan homenajeado en vida ofreciéndole sólo mes y medio antes de su
fallecimiento la soñada 'décima'. Lo dicho/escrito: el fútbol planetario está
de luto y ya lo seguirá estando 'per omnia saecula saeculorum'. Gracias Di
Stéfano. Amén.
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