Enrique Szewach | Lunes 07 de julio de 2014
La Argentina está aislada del mundo en materia comercial y
financiera.
Por un lado, el problema surgido a partir de la ratificación
implícita del "Fallo Griesa" por parte de la Corte Suprema de los Estados
Unidos, y la negativa explícita de dicha Corte de brindarle al país, en este
caso, la protección de la Ley de Inmunidad Soberana, ha anulado, por ahora, los eventuales efectos
benéficos del acuerdo con el Club de París, los pagos a empresas
norteamericanas de fallos del CIADI, o la indemnización a Repsol por la
expropiación de las acciones de YPF.
Es cierto que hemos conseguido, y seguramente conseguiremos,
todavía más respaldos políticos en el marco de las Naciones Unidas, la OEA, y
otros organismos políticos multilaterales, en contra de la actitud de la
justicia norteamericana.
Pero esos respaldos nos dan la razón, pero no dólares.
Dicho sea de paso, al respecto. ¿Por qué los países "amigos"
en lugar de declamar su apoyo, no hacen una "vaquita", juntan 1500 millones de
dólares, le compran el juicio a los buitres, (no sería una oferta del gobierno
argentino), y solucionan el problema hasta enero del 2015?. En ese momento, el
gobierno les devuelve el dinero usando las reservas o colocando deuda y,
habiendo vencido el plazo que limita la capacidad de la Argentina de ofrecer un
canje en mejores condiciones, el país hace una oferta más generosa para quienes
quedaron fuera de los canjes anteriores y terminamos con este problema de una
vez por todas. (No se asusten hermanos latinoamericanos, era una broma, tengo
propuestas alternativas para salir del problema buitre, sin la plata de
ustedes).
Retomando, el aislamiento financiero nos obliga a "pagar con
lo nuestro" los vencimientos de deuda y las necesidades de dólares
impostergables de Provincias y empresas.
Pero pagar con lo nuestro implica usar reservas o maximizar
el saldo del balance comercial, es decir, la diferencia entre exportaciones e importaciones.
En ese sentido, la Argentina ha tenido una política
industrial que desalienta la globalización de nuestras empresas y establecido
restricciones ilegales a las importaciones (que han merecido, o merecerán los
recientes fallos en contra de paneles de la OMC, y las respectivas represalias
de varios países, entre ellos, paradójicamente, algunos de los que conseguimos
"apoyo" contra los buitres), en lugar de alianzas de largo plazo para aumentar
la integración y las exportaciones industriales. Ha restringido y desalentado
la exportación agropecuaria.
La política energética se encargó de convertirnos en
importadores netos de energía. Y la
"doble nelson" de aumentos de costos, voracidad fiscal provincial, y caída de los precios internacionales, afectó
fuertemente las exportaciones mineras.
Por lo tanto, para maximizar el saldo del balance comercial,
sólo queda bajar importaciones, reduciendo el poder de compra de los argentinos
en moneda extranjera.
Síntesis, el aislamiento financiero, y la pésima política
industrial, agropecuaria y energética, obliga a mantener bajo el nivel de
actividad del sector privado, para que haya dólares suficientes para pagar
compromisos externos, sin que se las reservas caigan por debajo del nivel
crítico para la estabilidad macroeconómica.
Y quiero resaltar "del sector privado" porque, la que
estamos viviendo es una recesión exclusivamente "privada". El sector público
mantiene récord de presión impositiva, gasto y déficit, y lo financia,
precisamente, con reservas y emisión monetaria.
Y aquí está la clave, sin financiamiento externo, ingreso de
capitales, o inversión extranjera directa, la actividad económica es un "juego
de suma cero". Si no ajusta el gobierno, ajustan los privados. Pero este tipo
de ajuste no es neutral en materia de nivel de actividad, inflación y empleo.
En efecto, el único sector que puede generar empleo genuino,
inversión y, sobre todo dólares, es el sector privado. El esquema actual de
hacer recaer el ajuste exclusivamente en el sector privado implica, al final
del día, una crisis, dado que redistribuye hacia el sector de menor
productividad de la economía (salvo algunas "islas" públicas, rescatables).
En ese contexto, o se restablecen las relaciones financieras
con el exterior, y se logra, vía deuda, frenar el ajuste privado, manteniendo
el desajuste público por un tiempo. O el desajuste público hará insoportable el
ajuste privado.
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