Julio De Vido | Lunes 03 de marzo de 2014
Perón siempre sostuvo la idea de la síntesis entre un
pensamiento estratégico geopolítico y la concreción de obras esenciales para
nuestro desarrollo. El propósito de llevar a cabo la realización de la represa
de Yacyretá estuvo íntimamente consustanciado con la concepción de la Cuenca
del Plata como un núcleo de integración de las naciones limítrofes y,
especialmente, con la consolidación de un proceso de desarrollo común con el
Paraguay.
En el Primer Plan Quinquenal (1947-1951) de Perón, ya se
había definido que el desenvolvimiento de nuestra economía estaría supeditado a
la racional utilización de los recursos energéticos aún inexplorados y, en
particular, de los hidráulicos porque el agua era la única fuente de energía
que se renovaba a sí misma. Y en el Segundo Plan Quinquenal (1953-1957) el
objetivo esencial fue la progresiva y más completa electrificación del país. El
programa ponía especial énfasis en la producción de energía eléctrica con base
en la utilización de los recursos hidroeléctricos, para favorecer la evolución
de las economías regionales.
En esa lista estaba la represa de Yacyretá, antes denominada
de los Saltos del Apipé. Posteriormente se avanzó en forma intermitente con los
estudios de prefactibilidad.
En la década del sesenta, cuando parecía que se iba a
concretar la realización de la etapa siguiente, se optó por construir la
represa del Chocón Cerros Colorados.
Esta decisión provocó que Paraguay se comprometiera
prioritariamente con la obra de Itaipú.
Por eso cuando en 1973 Perón volvió a ser nombrado
Presidente de la Nación, el 3 de diciembre de ese año firmó el Tratado de
Yacyretá y al poco tiempo una carta personal enviada al mandatario paraguayo
logró salvar los inconvenientes surgidos en las discusiones de los expertos
para pasar a la etapa de factibilidad de la represa.
LA CRISIS DEL PETROLEO El 14 de enero de 1974, ante la
crisis energética mundial, Perón dijo: ''debe pensarse que estas coincidencias,
la crisis del petróleo y de la electricidad, han de llevarnos a la modificación
de las fuentes productoras, tanto de combustibles como de energía, cambiando
los antiguos métodos. Ya no es posible sostener las fuentes de la
termoelectricidad y es preciso recurrir a la hidroelectricidad y a la
producción termonuclear''. Lamentablemente Perón no podría ver terminada la
obra de Salto Grande y tampoco comenzada la de Yacyretá.
Los gobiernos militares harían de la represa un objeto de
sus maniobras político-económicas. Los gobiernos civiles darían preeminencia,
por el corto plazo, a las usinas termoeléctricas, energía lograda mediante la
utilización de combustibles.
Así, estiraron la obra de Yacyretá, desarticulando la
ingeniería civil con la falta de concreción de los contratos de suministros
fundamentales, como las turbinas o los generadores. También, dando escasa
respuesta a la gente afectada por el ascenso de nivel de la cota del río.
En 1989 se produjo una de las mayores crisis del sistema
energético argentino, siendo ésta una de las principales razones, por las que
el primer gobierno de la recuperada democracia argentina, a cargo de Raúl
Alfonsín, debiera traspasar anticipadamente el mandato al ya electo presidente
Carlos Menem, que durante su primera presidencia, inauguraba, el 2 de
septiembre de 1994, la Central Hidroeléctrica Yacyretá, con la puesta en
operación comercial de la primera turbina.
En el siguiente mandato intentó vanamente, por rechazo del
Congreso de la Nación, privatizar la energía de la represa como una empresa
pública rematada al mejor postor, y en 1998, al mismo tiempo que se ponía en
marcha la vigésima turbina con el embalse 7 metros por debajo de su cota de
diseño, se paralizaban las obras de Yacyretá. Mientras tanto la represa de
Itaipú entraría en pleno funcionamiento.
Para ese entonces ya se había completado la construcción de
65 km presa, dos vertederos, una esclusa que permite la navegación por el río
Paraná y la casa de máquinas con veinte turbogeneradores con un total de 3.100
MW de potencia instalada y conformado el embalse a una cota reducida de 76
msnm, que permitió generar energía al 60% de su capacidad (11.800 GWh año de
energía) ya que no se había podido llenar el mismo hasta su cota de diseño de
83 msnm; dejándose en el olvido un capítulo importante: la resolución de la
problemática social y medioambiental de las poblaciones y territorios que
afectaba, desde los 70 km hasta los 140 km aguas arriba de la central
hidroeléctrica.
EL IDEAL DE PERON Fue en 2003, nueve años después de haberse
congelado en el tiempo la conclusión del emprendimiento, que el Presidente
Néstor Kirchner decidió completar el ideal de Perón, dentro de un contexto de
acuerdo con la hermana República del Paraguay, retomando la terminación de
Yacyretá para ponerla en el máximo de su potencial de producción energética y
cumplimentar el capítulo olvidado anteriormente.
Para ello, había que finalizar la conformación del embalse,
dar respuesta a la gente afectada, cumplimentando todas las obras necesarias
por el cambio de cota al subir el nivel del agua, para devolverle a la región
su mejor funcionamiento urbanístico y económico.
Para ello se desarrolló el Plan de Terminación de Yacyretá
que, a través de su implementación, resolvió la relocalización de más de 15 mil
familias que en forma precaria habitaban en el área del embalse y de más de
2.500 comercios que conformaban el circuito comercial de Encarnación; adquirir
las tierras afectadas, las necesarias para construir los complejos
habitacionales para alojar a las familias y para compensar las áreas a inundar
con la implementación de reservas ecológicas; encauzar obras de saneamiento y
protección ambiental y recomponer la trama urbana de las ciudades afectadas;
reponer obras ferroviarias y portuarias; atender las múltiples demandas de las
actividades afectadas y de las familias en condiciones de vulnerabilidad
social; y acordar con los gobiernos locales todas las obras y acciones a
implementar, cooperando además con el fortalecimiento institucional a 15
municipios y 4 gobernaciones en ambas márgenes.
Inicialmente, adquirieron prioridad la construcción de obras
de protección ambiental, como las del valle del arroyo Aguapey, que a través de
la ejecución de un canal de 12 kilómetros y una presa de 4,5 kilómetros, evitó
la inundación de unas 30 mil hectáreas de territorio paraguayo y permitió
elevar el embalse a la cota 83 msnm.
Para proteger las ciudades afectadas por el embalse se
ejecutaron las obras de tratamiento costero y recomposición de la trama urbana
afectada; las obras viales de integración entre Posadas y Encarnación; las
obras viales en la Argentina y en Paraguay; y la protección ambiental,
saneamiento y reposición funcional; y la construcción de 13 Complejos
Habitacionales que contienen más de 15 mil viviendas, los equipamientos
comunitarios, las infraestructuras y los servicios.
Estos emprendimientos están dejando un aporte ambiental
conformado por más de 6 mil hectáreas de lagos, 5 mil metros de playas, 600
hectáreas de reservas urbanas y 500 hectáreas de espacios verdes equipados,
destinados a actividades culturales y recreativas.
ENERGIA Y DESARROLLO La cantidad y tipo de obras en ambas
márgenes ha requerido el concurso de casi todas las empresas grandes y medianas
del Paraguay y de las grandes de la Argentina y una cantidad importante de
subcontratistas locales, quienes generaron más de 15.000 empleos directos y
otros 20.000 empleos indirectos, cuyo financiamiento se realizó a través del
Gobierno Argentino, con recursos propios y con créditos de organismos
internacionales, y también con los provenientes de la venta de energía de
Yacyretá.
Pero lo más importante es que la ejecución del Plan de
Terminación Yacyretá ha permitido cumplir con el objetivo de generar energía y
desarrollo. Habiendo incrementado en 8.200 GWh/año la producción de energía con
el crecimiento del embalse a cota definitiva de 83 msnm el 25 de febrero de
2011 permitiendo producir un total de 20.000 GWh por año; y construyendo
infraestructuras y equipamientos en 7 ciudades.
Comprometimos al Paraguay y nos comprometimos nosotros en un
esfuerzo conjunto para terminar Yacyretá. Como había dicho Perón ante los
Cancilleres de la Cuenca del Plata: ''¿Cómo no podemos llegar también nosotros
a un acuerdo para integrar países en donde todo nos une y nada nos separa?''.
Desde esta experiencia en Yacyretá, estamos construyendo un
modelo de desarrollo en donde la presencia de la hidroeléctrica aporta
inversiones y energía para un mayor crecimiento de Argentina y de Paraguay, y
proyectando un nuevo desafío: ''crecer más Yacyretá'', con la pronta
construcción de la central hidroeléctrica de Aña Cuá y la repotenciación de la
central principal con la incorporación de 3 turbinas adicionales a las 20
existentes; y también encarar el emprendimiento hidroeléctrico de Corpus.
Por eso, tal como lo entendieron los Presidentes Perón
primero, Néstor Kirchner después y Cristina Fernández de Kirchner hoy, el
desarrollo regional puede comenzar a entenderse entonces como algo inescindible
de una evolución de la generación y provisión energética sustentable, donde la
geopolítica se convierta además en una herramienta común para ese desarrollo e
integración.
Julio De Vido
Ministro de Planificación Federal
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