Fabián Rodríguez | Domingo 19 de enero de 2014
En medio de una histérica campaña obsesionada con sembrar un
horizonte de incertidumbre para condicionar la gestión del próximo bienio, el
Gobierno Nacional viene doblegando los intentos de hacer fracasar el programa
de Precios Cuidados.
Una vez más, como suele ocurrir en nuestro país desde hace
algunos años, se cumplió el plazo en el que se suponía que tenía que pasar algo
y finalmente no pasó nada.
En este caso, la profecía no cumplida tuvo como protagonista
al tomate, un producto de consumo que entra en el denominado grupo de los
"insustituibles", para el que se predijo un faltante que conspiraría
contra el reciente compromiso asumido por el Gobierno nacional, los
supermercados, los distribuidores y sus principales proveedores para una
administración de "precios de referencia" durante todo 2014.
La historia es tan reciente como repetida: apenas conocido
el pronóstico, los medios de comunicación que a falta de políticos opositores
con pensamiento propio digitan la agenda de críticas al kirchnerismo, volvieron
a subestimar la capacidad de reacción del Gobierno nacional y decretaron el
prematuro fracaso del acuerdo de precios en curso.
Ramplón pero al fin de cuentas dañino, el presagio propalado
por los editorialistas de los diarios que siempre anticipan lo que no va a
ocurrir decía que en diez días, el precio del tomate superaría la barrera de
los 40 pesos por kilo, dinamitando la primera gran política de gestión de un
equipo económico que además trabaja en tándem con un Jefe de Gabinete que de
esto también entiende algo.
Párrafo aparte para las plumas excelsas que bajan líneas
desde los diarios de derecha fundados en el siglo pasado: acartonado en un
molde de previsibilidad fabricado en la década del sesenta por el llamado
"Nuevo Periodismo", los columnistas de diarios como Clarín, La
Nación, El Cronista o Perfil, fingen un compromiso con el lector que no se
corresponde con sus realidades. Dicho de otra forma, escriben sobre problemas
que no tienen o que ni siquiera conocen, ¿O acaso alguien se encontró alguna
vez con Joaquin Morales Solá en una verdulería?
Volviendo a la cuestión del tomate, vale decir que gracias a
este noble producto y a pesar de los agoreros del caos, el Gobierno nacional
tuvo la oportunidad de demostrar trabajo en equipo y rápida reacción en la
resolución de una hipótesis de conflicto: bastó el anuncio de una simple medida
pensada para garantizar el abastecimiento y el precio de un producto que
integra la canasta básica (en este caso, "importar tomate"), para que
todo se ordenara y las cosas volvieran a su lugar.
En los hechos, la postura tomada por el Gobierno a través
del equipo que encabezan el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro
de Economía, Axel Kicillof, dejó en claro que no se va a tener ninguna
contemplación con lo movimientos especulativos que pretendan socavar el poder
adquisitivo de los trabajadores.
Cumplido el plazo previsto por los pronosticadores, el
supuesto aumento no sucedió, y habrá que viajar en agosto a la ciudad española
de Buñol para presenciar una verdadera guerra de tomates, porque en nuestro
país, mientras haya precios cuidados, aunque el tomate se consigue a $11.50 el
kilo, no da para andar tirándoselo a un
vecino en la cara.
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