Nuevo problema...
Sábado 18 de enero de 2014
La enorme hidroeléctrica Yacyretá, que abastece en torno a
un 20 % de la energía argentina, no es rentable, al menos en el papel, debido
al también enorme caudal de intereses que Paraguay adeuda a Argentina por la
construcción de esa obra en la frontera, unas cifras que Asunción quiere
renegociar.
No es la primera vez que ambos países hablan de pasar a
limpio los libros de cuentas, pero esta vez tienen una fecha límite, el 27 de
marzo, cuando se cumplen los 40 años de la entrada en vigor del tratado entre
ambas partes, que exige la revisión de los términos en esa fecha.
Un informe elaborado en 2009 para el Congreso paraguayo por
la entidad binacional que gestiona la represa calculaba que ese organismo
adeudaba 15.840 millones de dólares, el 93 % al Gobierno argentino y el resto a
bancos, organismos multilaterales y proveedores.
Cada año las cargas financieras suben 1.000 millones de
dólares, mientras que su producción energética solo vale 900 millones, según
Juan Schmalko, el director paraguayo de la hidroeléctrica, lo que significa que
si la entidad fuera una empresa privada estaría en la quiebra.
Los intereses emanan del gasto que hizo Argentina en las
obras, iniciadas en 1983, una década después de la firma del tratado, y
paradas, sin completarse, en 1998, por lo que sus turbinas solo alcanzaron el
potencial previsto en 2011 tras la retomada de los trabajos en los últimos
años.
Paraguay, que contribuyó a la construcción con el 80% del
terreno anegado, usa esos retrasos como argumento a favor de la renegociación
de la deuda.
También ha sugerido que los "aportes" de las
partes de los que habla el tratado no son préstamos, y por tanto no se tendría
que pagar intereses por ellos, según explicó a Efe una fuente de la entidad
binacional.
Schmalko dijo la semana pasada que la deuda, en base solo al
capital aportado por Argentina y no a los intereses, sería de unos 6.000
millones de dólares.
Argentina también tiene un incentivo para una revisión de
las cifras, debido a la posibilidad de un alza de la tasa que paga a Paraguay
por la energía adicional que utiliza.
Esa tarifa, según el tratado original, se debe basar en el
costo de producción, pero la inclusión de los costos financieros en ese valor
supondría una sangría para el erario argentino.
Actualmente, Argentina abona una tarifa menor acordada entre
los dos gobiernos a través de las llamadas "notas reversales", que no
pasaron por la aprobación de las legislaturas respectivas.
En los últimos ejercicios, Argentina ha pagado más de 100
millones de dólares al año a Paraguay en compensación por la cesión de energía.
Aunque los dos países se deben repartir la energía a la
mitad, Paraguay consume mucho menos, debido a su menor demanda y a su
deficiente red de distribución eléctrica, por lo que el excedente lo absorbe
Argentina.
Así, en 2012 más del 87 % de los 20.091 gigavatios hora
generados por Yacyretá acabaron en hogares e industrias argentinos.
La generación podría aumentar un 40% con un nuevo programa
de inversión, que prevé la instalación de más turbinas y la construcción de una
nueva central hidroeléctrica en un brazo del río Paraná llamado "Aña
Cuá", entre otras medidas, según la fuente.
Una comisión binacional analiza actualmente ese proyecto y
revisa las cifras de deuda y las tarifas, de cara a presentar un informe el 7
de febrero que servirá para las negociaciones entre ambos países.
Las dos capitales llegaron a un preacuerdo sobre el tema en
2006, que al final se desbarató por disputas sobre los detalles.
Entonces se determinó que la deuda con Argentina era de
10.885 millones de dólares, de los cuales Paraguay reconocería 4.688 millones,
que pagaría en los siguientes 42 años con la venta de energía al país vecino.
La negociación actual se da en medio de un sentimiento
generalizado entre los paraguayos de que tanto en Yacyretá como en Itaipú, la
otra represa que comparte con Brasil, Paraguay no recibe lo suficiente de sus
socios, según dijo a Efe Carlos Mateo Balmelli, un exdirector paraguayo de
Itaipú.
Balmelli aseveró que Paraguay debería tener libertad para
vender su excedente energético a quien quiera, con lo que lograría tarifas más
altas. Ese será previsiblemente otro ingrediente en el debate sobre la deuda.
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