Manuel Suárez Suárez | Martes 10 de diciembre de 2013
Muy querida nieta Cristina:
Antes
de las fiestas navideñas te quiero hacer llegar unas breves líneas para
felicitarte por lo conseguido y también para avisarte de que no bajés la guardia.
Vos sabés que la cancha argentina es jodida para jugar un buen partido al tener
el pasto muy desparejo. Los éxitos son innegables pero siguen activos algunos
pocos pelotudos que olvidaron que ayer nomás se enterraba a la dictadura. ¿Qué
son 30 años? La gente sensata de una u
otra tendencia política se felicita por el camino recorrido. Las calles están
animadas y los comercios trabajan bien. La pequeña y mediana industria dejó la
clandestinidad para actuar con fuerza innovadora. Hasta los más antiperonistas
comprueban que su poder adquisitivo mejoró una barbaridad. Es un éxito de una
sociedad que progresa de acuerdo con el mandato soberano de las urnas.
En
los últimos años metiste varios goles, Cristina. Se recupera el gran yacimiento
neuquino de "Vaca Muerta" que junto al reciente descubrimiento de petróleo en
Mendoza contribuirá a que el país sea,
dentro de unos años, autónomo en energía . En Tierra del Fuego ---desde siempre
medio abandonada--- laburan más de 500 trabajadores en una fábrica de productos
electrónicos de última tecnología. Pudiste bajar el índice de pobreza del 5,7
al 4,3% y la tasa de indigencia pasó del 1,9 al 1,7%. Un gran logro fue la
erradicación de la pobreza extrema al igual que lo hizo nuestro vecino Uruguay.
En nuestra Galicia nos empobrecemos ya que si ayer casi no había pobres, hoy la
clase media está desapareciendo a ritmo acelerado. Un dato muy desalentador nos
indica que el 17% de los hogares tienen serias dificultades para llegar a fin
de mes.
En
el lado exportador estás goleando desde hace años. En este año que termina la
cosecha de soja rondará los 60 millones de toneladas. Una gigantesca sojada
que posibilitará el ingreso de recursos para seguir creciendo de acuerdo con el
programa de inclusión que puso en marcha el FPV. Lo que hacés coincide con lo
expresado por tu buen amigo el presidente Mujica de que "no debe quedar gente
al costado del camino". Los abuelos
estamos contentos. Nos alegra mucho que hayas puesto la economía al servicio de
la política. Por desgracia, en nuestra tierra, se hace al revés y es la
política la que sirve a la economía. Los resultados están a la vista: Galicia
se hunde en la tristeza y Argentina crece pujante en la alegría.
En
nuestra última reunión en la agrupación "Cristina da Fonsagrada" estuvimos
comentando alrededor del tema de la vivienda propia. Recordamos que parte del
atractivo de embarcar fue el hecho de levantar un ranchito en la orilla
rioplatense. Los emigrantes agarramos felices la cuchara de albañil para hacer
un nido en Avellaneda en el que se abrigasen los pichones. Ahora, estupefactos,
vemos que aquel noble imperativo se perdió en nuestra tierra. Nosotros,
exportadores al Río de la Plata del mandato sentimental de un techo en
propiedad, quedamos endeudados y derrotados por un negocio especulativo.
La
verdad es que los abuelos emigrantes estamos desconcertados y muy decepcionados
cuando miramos para la "Terra Nai". Acá, nuestros descendientes siguen la senda
de la emoción que nos parece es la única recomendable para avanzar porque el
corazón nunca engaña. ¿Qué pasó en nuestras aldeas gallegas? Si te somos
sinceros, no sabemos contestar a la pregunta sobre la causa o las causas que llevaron a Galicia
a la desgracia. A lo mejor, teorizando un poco, nos inclinamos por afirmar que
dejamos de ser gallegos. Puede ser que los euros nos hayan desnaturalizado.
Quizás nos convertimos en apátridas en busca del "Allegro elegante" del poeta
Carlos Penelas: "Es porque ya no somos. Eramos las tierras cálidas y el agua
que anida en la melancolía". Los abuelos denominados al actual estado
cataléptico de un millón de compatriotas como afectados por el síndrome del
"café perdido". Estabas tomando tranquilamente en el "Derby" compostelano un
cafecito por el que pagabas 100 pesetas sin enterarte de que realmente valía un
euro.
Bueno,
Cristina, no pensés que estoy divagando. Aunque es cierto que la lírica
peninsular tuvo su cuna en nuestra bucólica esquina verde parece que el verso
libre del ladrillo desplazó al obsoleto poema rosaliano que le cantaba a los
ríos, a las fuentes y a los prados. Se nos ocurre que para intentar explicar lo
sucedido con el desastre del paro, de las hipotecas y de la nueva emigración;
hay que retroceder en el tiempo e ir a cuando los barcos llegaban a América
repletos de ilusiones. Cada uno de los emigrantes conocía las razones o motivos
de su viaje. Era el corazón el que los guiaba al sur. En la actual crisis
gallega nos parece ver que ningún ciudadano actualmente endeudado eligió nada.
Lo llevaron de la mano y lo engañaron con un montoncito de ladrillos a precio
de oro. No le estaban vendiendo un nido para los pichones. Le vendían dinero.
Los que prestaron no querían devolución de ladrillos y tampoco una dación en
pago. Fueron autorizados por el gobierno para enganchar mediante el disfraz de
un crédito hipotecario.
Bien,
me despido. Tenés muchos asuntos que atender más importantes que las
lamentaciones del viejo abuelo emigrante. Te quiero poner en alerta delante del
peligroso virus del "barato moyanito" que contagió a los saqueadores de
supermercados. Es muy jodido. Se mete en
el bocho de los descerebrados que salen como locos a atacar a la democracia.
Son dignos de compasión ---no de perdón--- al ser los títeres violentos de un
par de cobardes resentidos que perdieron el espacio mafioso en el que se movían
como amos del gallinero. Recibí un abrazo
llenito del calor de la leña de roble que arde en mi fogón natal de
Mazaeda.
Pascasio
Fernández Gómez
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