Germán Gorraiz López | Jueves 05 de diciembre de 2013
La ex-república soviética de Ucrania tendría una población
cercana a los 50 millones de habitantes y estaría marcada por el estigma del
enfrentamiento crónico entre las tendencias filo y fobio-rusas. Así, el
segmento de población filorusa estaría formada por los rusohablantes del este y
sur del país (incluida Crimea) que apoyarían al régimen oficialista de
Yanukóvich, mientras que en el oeste y en el centro del país, dominarían los
sentimientos nacionalistas prooccidentales, representados por la ex-Primer Ministra
Timoshenko y el ex-Presidente Viktor Yushchenko, quienes consideran la
ampliación de la permanencia de la base rusa de Sevastopol hasta el 2042 como
"una traición a los intereses nacionales".
Las agudización de las tensiones latentes entre el oficialismo
filo-ruso de Yanukovich y la oposición filooccidental se desataron tras la
decisión del gobierno ucraniano de "interrumpir los preparativos" de la firma
de un acuerdo de asociación y libre comercio con la UE, convenio que tenía
previsto firmarse en la reciente Cumbre de Vilna y que preveía la integración
de Ucrania, Moldavia, Georgia y Ucrania según los acuerdos de la cumbre de
Praga del 2009.
Dicha decisión estaría motivada según el primer ministro
Nikolai Azarov por "motivos puramente económicos", al tiempo que calificó de
"limosna" los 1.000 millones de euros" que la UE ofreció a su país en un plazo
de siete años así como "inaceptables" las condiciones exigidas por la UE (
liberación de la ex-primer ministra Yulia Timoshenko y reforma de la ley de la
fiscalía y del sistema electoral).
Tras el giro copernicano de Yanukovich, la opositora
Timoshenko habría iniciado una huelga de hambre en la cárcel y se estaría
perfilando la reedición de la Revolución Naranja del 2004, plasmada en la
masiva asamblea popular convocada por lo principales líderes de la oposición en
la Plaza de la Independencia ( aniversario del referéndum de independencia de
Ucrania de la URSS celebrado en 1991) y que habría congregado a cerca de medio
millón de personas para exigir la dimisión del Presidente Yanukóvich y del
Gobierno encabezado por Nikolai Azárov , por lo que siguiendo instrucciones de
Putin, Yanukóvich procederá a la implementación del Estado de excepción con el
objetivo inequívoco de descabezar la oposición al actual Gobierno filo-ruso, no
siendo descartable la intervención de las tropas rusas estacionadas en Ucrania
para aplastar la nueva Revolución Naranja ucraniana, (rememorando la fallida
Primavera de Praga (1.968).
En una cumbre de la Comunidad de Estados Independientes
(países postsoviéticos) celebrada en Minsk, Putin ya avisó a Ucrania que "tras
la firma del tratado de Asociación Ucrania perderá sus barreras aduaneras y
será invadida por productos occidentales. Ese desarme arancelario afectaría a
Rusia, si Ucrania fuera también miembro de la Unión Aduanera y, resultaría muy
peligroso e inaceptable"., instando asimismo a Kiev a sumarse a la Unión
Aduanera, que incluye a Rusia, Bielorrusia y Kazajistán.
Tras el fallido intento de la adhesión de Ucrania a la
tratado de Libre Comercio con la UE, subyacería la grave situación económica
del Gobierno de Yanukóvich, plasmada en la necesidad urgente de la
actualización del tejido productivo ucraniano a los estándares y requisitos
técnicos europeos. ( estimada en unos 160.000 millones de dólares en un proceso
que se prolongaría hasta 2017, con una inversión de 20 millones $ anuales
dedicados en exclusiva a la actualización de los estándares).
Sin embargo, dicha empresa se antoja harto complicada tras
el fallido intento de lograr del FMI el préstamo de los 830 millones de $
necesarios para lograr la transición de la economía ucraniana antes de su
incorporación a la UE, (crédito que tendría como requisitos ineludibles la
congelación de salarios y pensiones y la subida del precio del gas), medidas
altamente impopulares en un país con una deuda cercana a los136.000 millones $
y un preocupante estancamiento económico, a lo que se uniría la falta de
garantías plenas para una posible integración de Ucrania como miembro de pleno
derecho de la UE, (garantías que sin embargo tuvieron en su momento países como
Polonia, Hungría, Bulgaria o Rumania), así como el presunto rechazo de la
opinión pública europea dicha plena integración.
Así, según el analista político William Engdahl en declaraciones
a Rusia Today (RT), " los ciudadanos europeos se sienten muy incómodos con la
idea de que Ucrania se incorpore a la UE, pues la zona está en una crisis
profunda debido a la bancarrota de Grecia, Portugal, Italia y otros países del
sur y no tienen el dinero para hacer algo positivo para Ucrania", vacío
occidental que será aprovechado por Putin para implementar la estrategia
kentiana del "palo y la zanahoria" expuesta por Sherman Kent en su libro
"Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana" (1949).y así
lograr doblegar la resistencia de la oposición al oficialismo gobernante en Ucrania.
Así, según el diario español El País, durante varios meses
Rusia ha castigado a Ucrania restringiendo las importaciones metalúrgicas y de
productos alimenticios y ha impuesto duras normas aduaneras y tras la negativa
de Gazprom a rebajar las tarifas gasísticas vigentes desde el acuerdo
ruso-ucraniano del 2009, habría conminado a Kiev a pagar una deuda de 882
millones de dólares por los suministros del mes de agosto, no siendo
descartable una nueva reedición de la Guerra del Gas ruso-ucraniano de 2006 que
tendrá como efectos colaterales importantes recortes de suministro en varios
países de la UE, pues el gas ruso abastece en más de un 70% a países como los
Países bálticos, Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Grecia, Austria, Hungría y
República Checa y que más del 80% del total del gas que la UE importa de Rusia
pasa por Ucrania.
De otra parte, la zanahoria kentiana se plasmaría en la
supuesta oferta por parte rusa de una ayuda económica por un importe de 20.000
millones $, de lo que se deduce que la conjunción de ambas opciones aunado con
una brutal represión y descabezamiento de la oposición al régimen de
Yanukóvich, logrará el sometimiento de la joya de la corona de Catalina la
Grande (Ucrania) a las tesis del oficialismo ruso de Putin, episodio que será
la primera de las sucesivas escaramuzas geopolíticas que se irán repitiendo
tras el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría entre Rusia y EEUU.
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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