Stella Calloni | Miércoles 27 de noviembre de 2013
Los procesos electorales de este año en América Latina han
estado bajo severas amenazas de todo tipo. Pero el papel de los medios masivos
de comunicación, integrados a la red mundial de la desinformación y la
contrainsurgencia ha sido clave.
Sucedió la "guerra sucia" en Venezuela (abril de 2013), con
un final de violencia opositora golpista en la noche del 14 de abril de ese
mes. En Argentina una campaña de permanentes denuncias falsas
antigubernamentales, destinadas a sembrar duda, sospechas e incrediulidad sobre
funcionarios y la figura presidencial,en este caso con la incorporación de
extrema violencia de género contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner
en programas de TV, radio y diarios tuvo destinado a influir sobre las
elecciones legislativas de junio pasado, entre otras acciones no menos graves y
violentas.
En Chile más recientemente, ambién la injerencia mediática
hizo su juego, con marcadas sutilezas. Una serie de organizaciones
gubernamentales trabajaron también para debilitar a la candidata preferida la
ex presidenta Michelle Bachelet favorecida por el efecto dinamizador de la
lucha estudiantil que demandó educación gratuita y cambios en una sociedad que
aún permanece bajo la sombra del ex dictador Augusto Pinochet, agazapado en
diversas estructuras. Las marchas estudiantiles, fuertemente reprimidas,
crearon las condiciones de un remozamiento gracias a una marea juvenil, que
desbordó los estancamientos políticos y despertó a sectores dormidos de la
sociedad. El triunfo de Bachelet fue contundente
(casi el 47 por ciento de los votos,) seguido lejanamente por el oficialismo
aunque no alcanzó para ganar en primera vuelta.
Si los sectores de izquierda que participaron con
movimientos políticos menores y sin ninguna posibilidad hubieran entendido el
momento político que vive la región no habría necesidad de una segunda vuelta,
que aunque está asegurada, le da tiempo a los viejos armados golpistas o a
forzar otras condiciones. En tiempo de llamaradas no se puede jugar con fuego.
Y por cierto la frase de que "todo es lo mismo", es antidialéctica por
excelencia.
Los hechos que están sucediendo en Venezuela, con un
evidente armado contrainsurgente (guerra sucia, ilegal), muy similar al que
precedió al golpe de septiembre de 1973, que instaló la cruenta dictadura de
Augusto Pinochet en Chile, dan cuenta de que
los eternos injerencistas en nuestra región se están moviendo, cada vez
más activamente. A la guerra mediática asolando la realidad venezolana se unen
los permanente sabotajes, y una guerra económica despiadada y brutal, que está
siendo combatida hora por hora en los últimos días por el presidente Nicolás
Maduro. El sueño de "alinear" a su viejo y rebelde "patio trasero" ha llevado
hasta el anuncio de dar un final a la Doctrina Monroe, de 1823, que disponía
que esta nuestra América era sólo para los "americanos", es decir, para los
norteamericanos.
En realidad estamos bajo una invasión silenciosa de las
fundaciones creadas por la inteligencia de Estados Unidos y sus redes de
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que han sembrado el territorio de
América Latina y el Caribe, agazapadas como arietes de esa contrainsurgencia,
unidas a la creciente militarización regional. La Doctrina Monroe sigue vigente
como siempre y en la mentalidad de los fundamentalistas la Guerra Fría nunca se
fue.
HONDURAS BAJO FUEGO
La mirada debe volver sobre Honduras donde la situación es
grave porque es el proceso electoral más importante después de tantos años de
falsificaciones democrática y dictaduras, en un país pequeño de Centroamérica,
convertido desde los años 30 en una plataforma militarizada de Estados Unidos.
El pueblo hondureño ha sido siempre víctima.
Fue desde Honduras que partió la vanguardia de la invasión a
Guatemala, para derrocar al popular presidente Jacbo Arbenz Guzmán en 1954. En
los años 80, hubo no sólo una siembra de bases en Honduras para el proyecto
estadounidense de la guerra sucia y supuestamente encubierta contra Nicaragua
sandinista, sino también un Centro de Entrenamiento para los que debían
combatir a los movimientos de liberación en El Salvador y Guatemala y otros
países.Y hubo desaparecidos hondutreños el reinado del embajador estadounidense
John Negroponte y la "colaboración" de militares argentinos y agentes del
batallón 601 con los mercenarios de la "contra" que asolaban a los poblados de
Nicaragua.
Todo eso está detrás de la verdadera historia de Honduras.
Por eso este es un momento tan importante para ese pueblo que vivió una breve
primavera, bajo el gobierno del empresario del viejo partido liberal Manuel
Zelaya, que tuvo el valor de escuchar por primera vez las voces de su pueblo y
comenzar a dar respuestas. Además cometió el "sacrilegio" de aliarse con los
países del ALBA, que encabeza Venezuela.
Habría más que decir, pero basta saber que se aplicó en este
caso el golpe "suave", aunque no tanto porque fueron militares de elite los que
secuestraron al presidente Zelaya aquel 28 de junio de 2009 para llevarlo a una
base norteamericana en Honduras y de allí a Costa Rica. Negroponte, entonces
enviado del departamento de Estado desde junio de 2008 para "poner en su lugar
" a Honduras, había logrado cooptar a los diputados liberales de Zelaya y había
pasado la lista de jueces que ese congreso debía elegir para integrar la Corte
Suprema. No debe extrañar que esa Corte y ese Congreso consideraran que no hubo
golpe de Estado en Honduras y que en realidad intentar un plebiscito para
cambiar la constitución de la dictadura, era antidemocrático.
Ahora estas son las elecciones de mayor participación
popular que se registre, con un partido como Libre (Libertad y
Refundación) nacido de la resistencia al
golpe que continúa hasta hoy día, a pesar de las persecuciones y asesinatos
cometidos en estos cuatro años de continuismo golpista y que llevó como candidata a Xiomara Castro,
esposa del ex presidente Zelaya.
Esta mujer mostró un coraje sorprendente al encabezar las
marchas contra el golpe, mientras su esposo estaba secuestrado en el exterior
del país. La campaña del poder hegemónico y la guerra mediática fue de
amedrentamiento ciudadano, que alcanzó también a observadores extranjeros del
proceso eleccionario, Dos grupos fueron
detenidos en retenes, en el marco de una ilegal militarización.
La guerra del miedo acompañada por dolorosas cifras de
víctimas, que fueron incrementándose a partir del golpe de junio de 2009 : Más
de 40 periodistas y camarógrafos, y decenas de campesinos, trabajadores,
maestros y dirigentes populares de la resistencia asesinados. Una instalación
de la violencia con incursión de las "maras" creadas en los arrabales latinos
de Estados Unidos para exportarlas a sus países de origen y crear inseguridad y
terror. Al menos 22 personas mueren por día en Honduras por la violencia, Todo
esto después del golpe que venía a "salvar la democracia".
Hubo amenazas de todo tipo y hasta pocos días antes de las
elecciones, humildes dirigentes populares del Partido LIbre fueron
secuestrados, torturados y asesinados.
Esto abona las propuestas del gobierno de la sucesión
golpista de militarizar la sociedad y por supuesto amparar la existencia de
bases militares de Estado Unidos como la de Palmerola, estratégica en el mapa
de la dominación regional o, gracias a Dios, entre otras instalaciones que han
llevado a la miseria y al femenicidio.
La mayoría de los trabajadores hondureños ganan un dólar
diario y la pobreza se incrementó notablemente desde el golpe sumando ahora el
66.7 por ciento de la población. Los Escuadrones de la Muerte de la década de
los 80, cuando se convirtió a Honduras en una inmensa base para la guerra sucia
contra Nicaragua sandinista, como el Batallon 3-16, sigue estando en la
actualidad y apoya al candidato oficial. Más aún después del golpe han
ingresado al país otros grupos extranjeros y asesores que conforman una red de
escuadrones paramilitares.
Porfirio Lobo manejó el país junto al actual candidato
oficial Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, una de las dos
formaciones tradicionales de la oligarquía.Como presidente del Congreso hasta ahora
Hernández se ocupó en preparar el camino del continuismo creando una policía
militar para supuestamente combatir la
inseguridad y dio paso a una serie de leyes temibles. Como relato del terror,
militares entraron imprevistamente a una sede de Libre dos días antes de las
elecciones y la noche previa tomaron las
antenas de Radio y TV-Globo de Cantagallo.
"Estamos eligiendo entre el camino de la vida y el de seguir
muriendo en la miseria, la persecución y la muerte" dijo un dirigente popular
de Olancho. Suceda lo que suceda en Honduras los países de la región no deben
olvidarse de que allí también se define el futuro de América Latina y el
Caribe.
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