Stella Calloni | Domingo 19 de mayo de 2013
Un recorrido por la década ganada de la integración
latinoamericana, en un contexto internacional en el cual los países del Cono
Sur son protagonistas frente a la crisis económica, social y cultural que vivieron
los países "centrales".
En su primera entrevista de prensa, el recientemente electo
director general de la Organización Mundial de Comercio(OMC), embajador brasileño Roberto Carvalho de
Azevêdo dijo que su designación representa un reconocimiento al crecimiento de
la participación de América Latina en el comercio internacional y en las
negociaciones multilaterales.
Se trata del primer latinoamericano al frente de la OMC y el
embajador Azevêdo destacó que América Latina es una región cada vez más
influyente en el comercio mundial, cada vez más activa en las negociaciones y
por esta razón analizó que su nominación
es una consecuencia natural de esa creciente participación latinoamericana.
"No se trata de lo que el sistema (muiltilateral de
Comercio) ha dado a América Latina, sino de lo que América Latina ha
contribuido al sistema" (Agencia Brasil, 13-5-13).
Con una larga y reconocida experiencia, el diplomático
brasileño deberá tratar de encaminar las negociaciones de la Ronda de Doha,
ante la cual ha representado a su país. Muchos esperan del realismo de América
Latina, que está enfrentado con fuerza un período crítico, gracias a sus nuevos
gobiernos populares, con una fuerte visión independentista, soberana y con
marcada creatividad.
América Latina, que fue la región donde se impusieron en los
años 90 los gobiernos neoliberales más fundamentalistas, ha dado pasos
gigantescos en la última década.
Sus gobiernos, surgidos de la voluntad popular, que desafió
en varios países la guerra sicológica, desgastante, de los medios masivos
privados de comunicación, son hoy verdaderos modelos posneoliberales.
Es decir, modelos antihegemónicos definidos en su proceso de integración emancipatoria en el período
histórico en que el capitalismo impone como forma predominante y hegemónica el
modelo neoliberal, ya probado y fracasado, que está castigando a los pueblos europeos, perdiendo sus
conquistas de siglos. Es un descarnado modelo liberal de mercado, cuyas
contradicciones ayudarán a la decadencia del poder hegemónico.
"La línea divisoria que organiza los campos políticos de
enfrentamientos se da en torno de esa definición entre el campo neoliberal y el
campo posneoliberal y la lucha anticapitalista asume la forma de lucha
antineoliberal, entendido el neoliberalismo como la forma extrema de mercantilización que busca el capitalismo",
sostiene Frei Betto.
Como una alternativa al neoliberalismo, y con modalidades
diferentes, más radicales o más moderadas Venezuela, Bolivia Ecuador Argentina, Brasil, Uruguay junto al resto de
los países lograron abrir camino y construir sobre los restos humeantes de
dictaduras militares y económicas un modelo de integración de acuerdo a sus
necesidades y realidades, respetando las diversidades.
Nunca en la historia regional se había llegado a esta
instancia de integración y cooperación, enfrentando todos los mecanismos de la
dependencia que marcaron el siglo XX y sus décadas perdidas para América
Latina.
Precisamente la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) fue
una derivación no imaginada al terminar el siglo XX y comenzar el XXI de unas
serie de intentos naufragados de unidad..
El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías,
había planteado la urgencia de la unidad latinoamericana desde antes de llegar
a la presidencia por primera vez en 1998 enarbolando muchas veces aquella frase
del ex presidente Juan Domingo Perón: "el año 2000 nos encontrará unidos o
dominados". Esta frase definía que el destino de libertad para América Latina,
estaba ligado a su capacidad de terminar con la dependencia y dominación
que nos hundieron en la pobreza, la
desigualdad, la injusticia, siendo países inmensamente ricos en recursos
materiales y humanos.
Una serie de proyectos integradores naufragaron en el
camino, pero en todos esos casos, dejaron experiencias que se concretarían en
las nuevas creaciones como el Mercado Común del Sur, nacido al comenzar los
años 90 en Asunción Paraguay.
Por supuesto que mucho cambió en la región con la llegada al
gobierno del presidente Nérstor kIrchner en mayo de 2003, quien de inmediato
unió sus esfuerzos a los de Chávez y comenzó a potenciarse la idea - ampliamente
lograda- de imprimir un salto de calidad en el Mercosur, para que dejara de ser
sólo una unidad en lo comercial o económico, a ser una unidad política que se
completaría con el arribo de los gobiernos de Luiz Inacio Lula da Silva en
Brasil y del Frente Amplio en Uruguay, incluyendo a Michelle Bachelet en Chile,
y luegoo ese histórico triunfo de Evo Morales en Boilivia a finales del 2005.
Sin olvidar a Paraguay.
Evo llegaría en un
momento jubiloso del Mercosur, cuyos gobiernos junto con Venezuela lograron decir "adiós" al
proyecto de Estados Unidos de
recolonización como era el Area para el
libre Comercio de las Américas. (ALCA) en aquellos días de noviembre de 2005.
Fue un momento bisagra en la historia, que muchos han
pretendido ignorar. La imagen del presidente Kirchner hablando ante el dueño
del mundo imperial Goerge W:Bush, diciendo NO al Alca, es uno de los recuerdos
para la historia de nuestro camino de liberación.
Kirchner dijo No al neocolonialismo, sentando las bases
emancipatorias que rigen la unidad regional, aún con gobiernos que están en las
antípodas hoy en día, pero están.
Los cambios producidos al interior del Grupo de Río, por
ejemplo hasta llegar a plantearse una nueva Organización de Estados Americanos
(OEA) conocida como Ministerio de Colonias, por su dependencia de Washignton,
todo es novedoso y desafiante.
Sólo el hecho de que estos organismos son realmente
regionales, continentales, sin la presencia de la potencia dominante, que nos
marcaba y determinaba a nuestros gobiernos,
las agendas políticas económicas,
culturales y la política exterior, da la pauta de la importancia de nuestra
integración.
Organismos internacionales, que nunca respondieron a
nuestras necesidades y derechos, sino todo lo contrario, fueron sobrepasados
por esta idea fuerza de la emancipación en el siglo XXI, del pensamiento
contrahegemónico, heredado de los héroes fundantes.
La reconstitución compleja, pero decidida de nuestros
Estados en estos tiempos desafiantes, no sin luchas ni injerencismos que se expresan en todos nuestros países a
través de oposiciones absolutamente dependientes de financiamientos y asesoría
externas, con inclinaciones fascistas, batallones perdidos y envejecidos, que
se estrellan con un nuevo mundo en permanente cambio y desarrollo
La creación de la Comunidad de Naciones Latinoamericanas y
del Caribe(CELAC), la aplicación de una integración viva, que ha podo
trascender los papeles o documentos vacíos, es de enorme trascendencia. América
Latina es hoy el continente de la resistencia.
El enfrentamiento es duro, como en todo proceso
emancipatorio. Pero tienen que reconocer que esta América está construyendo
otro esquema con su propio aprendizaje, emergiendo de las cenizas y la
dependencia que le costó un genocidio en
el Siglo XX.
El espejo astillado del decadente proyecto neoliberal, enterrado bajo los pies
descalzos de los pueblos alzados contra la injusticia en carreteras y calles de
América latina, es lo que se está viendo en Grecia, en Hungría, en España, en
Italia, en Francia, es decir en las multitudinarias y desesperadas
manifestaciones que se registran en Europa.
Pero más aún, esa decadencia
se advierte en el recurso de medidas cada vez más violentas, retrógradas
de gobiernos como el de Estados Unidos, el de España y otros que implantan
leyes represivas, persecutorias y racistas, para controlar las justas demandas
de los pueblos, despojados violentamente de sus derechos. Cada nueva
legislación es una nueva violación a los derechos humanos y civiles de los
pueblos, como sucede en Estados Unidos.
América Latina está de pie, con dificultades y escollos,
pero de pie, ante grandes países que se están cayendo como cartas de naipes.
En poco más de una década ha recuperado no sólo su dignidad,
sino el derecho a manejar sus propios recursos, su destino, a planear su
futuros, a romper los hilos de la dominación encubierta, bajo veleidodos
nombres supuestamente democráticos.
"América Latina y el Caribe no e suna sumatoria de
naciones, es una gran nación deshecha, ha escrito un analista europeo. Si, es
una nación deshecha que se está rehaciendo con una potenci a inimaginable
que construye en medio de la tormenta de una severa crisis
del capitalismo y de la potencia dominante, que
no se resigna a perder lo que
siempre consideró su "patio trasero", cuyo contorno ya no puede ver,
porque se rimperon los esquemas y en ese mapa crece desde su propias raíces,
una patria grande, inmensa, diversa,sin cadenas ni genuflexiones, demostrando
que "otro mundo es posible"
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