Artemio López | Lunes 08 de abril de 2013
La comparación entre tres reacciones -la de Mauricio Macri,
Pablo Bruera y Cristina Fernández de Kirchner- frente al trágico temporal
muestran, a su vez, tres formas muy distintas de entender la política y la
gestión.
Asistimos a una mega tragedia de causas múltiples, sin
dudas, cuya especificidad desconocemos, pero con responsables que irán
surgiendo. Solo esperemos que las investigaciones se realicen sin demoras y
que, al fin del día, se transformen en un juego peligroso para el sistema de
representación política en su conjunto, que ya "administra" demasiadas muertes
desde diciembre de 2001 a la fecha, para no irnos demasiado atrás.
Observemos tres reacciones muy diversas frente al mismo
episodio trágico de las inundaciones en la Ciudad de Buenos Aires y La Plata:
la de los dos intendentes involucrados y la Presidente de la Nación.
Pablo Bruera por Twitter: "Debo aclarar que llegué hoy
[por el miércoles] a media mañana. Fue en ese momento que me puse a recorrer
las zonas afectadas. Voy a tomar medidas necesarias para que se respete la
veracidad de la información y el espíritu colaborativo de las redes sociales.
Reconozco que no se llegó como se debía haber llegado, realmente fueron
situaciones inéditas... en algunos casos a lo mejor actuamos mal, estamos aprendiendo
sobre la experiencia. La política pública debe pensarse de otra manera, porque
esto puede volver a ocurrir".
Mauricio Macri desde su búnker: "Quiero ser muy claro:
el equipo de Emergencias de la Ciudad se puso en marcha a las 3 de la mañana, y
acá, en este lugar, desde las 7 de la mañana estaba el equipo del Gobierno de
la Ciudad trabajando activamente, monitoreando y supervisando la coordinación
de los equipos, que son de los mejores que uno puede encontrar en Latinoamérica
... como escuché decir al hijo de una de las señoras que murió producto de esto
en el barrio de Saavedra, creo que se llama Grimoldi o Grimaldi, dijo
claramente que para estas obras todos hay que ponerse de acuerdo para
hacerlas".
Cristina Kirchner tras recorrer la localidad platense de
Tolosa: "No es momento de grandes discursos. Destinaremos 400 millones de pesos de asignación directa
para los damnificados, 600 millones de pesos de créditos a jubilados y
pensionados a través de la tarjeta Argenta, con tasa fija del 9,9 por ciento
anual, 40 cuotas y dos meses de gracia y 40 mil créditos para refacción de
viviendas a través del programa Pro.Cre.Ar, a 48 meses, con tres de gracia y
tasas del 7 al 14 por ciento según el nivel de ingreso del beneficiario. Esos
son unos 1400 millones de pesos. Para los sectores de menores recursos se vaa
disponer de 120 millones de dólares de financiamiento del BID y la CAF para
infraestructura social de viviendas".
La contundencia de los hechos nos releva de demasiada
interpretación. La respuesta contundente de la Presidente frente a los divagues
escandalosos de los esmirriados alcaldes, más allá de análisis puntuales,
muestran que asistimos en el país al final de un ciclo donde el dominio del
marketing y la cobertura de medios afines por sobre la gestión cotidiana, daba
soporte a la práctica política nacional y local.
Con su máximo despliegue durante el período de la Alianza
progresista Frepaso- UCR, los coletazos de esta cultura política moribunda aún
nos acompañan y es de esperar que con las tragedias de la Ciudad de Buenos
Aires y La Plata, estas prácticas aberrantes decaigan hasta desaparecer.
La falta de respuestas efectivas de gestión no puede ni debe ser reemplazada por la máscara
de la pura publicidad política propalada por los medios amigos.
No pudo sostener el disloque Mauricio Macri que de la mano
de las sugerencias de su golpista y procesado gurú tropical, sepultó este mes
de abril su perspectiva presidencial en el altar del marketing y el arrorró de
medios afines.
Fracasó también Pablo Bruera en su intento de despliegue
provincial de cara a las elecciones del año 2015. Sobre este personaje hay que
decir adicionalmente que su asquerosa impronta marketinera no es novedad.
Ya en el año 2009, temeroso de que la baja imagen de Néstor
Kirchner pudiera dañar su performance electoral el 28 de junio, puso en marcha
el plan de huida del kirchnerismo ideado por sus publicistas: mostrar su sello
propio en una fenomenal campaña puerta a puerta, el Frente Renovador Platense,
sin la más mínima mención al oficialista Frente Justicialista para la Victoria.
Muy atento al mercadeo electoral pero nada entusiasmado, por
ejemplo, con el saneamiento periódico del arroyo El Gato, lo que sí es seguro
sobre el futuro de Pablo Bruera es que permanezca o no en su poltrona por obra
y gracia de sus padrinos políticos, ya no podrá gobernar La Plata.
Pierde así la capital bonaerense las chances de mantener
empoderado a su alcalde Diamante de Springfield, como la sabiduría popular
bautizó a Pablito luego de la ya paradigmática estratagema de publicidad
política que publicó en Twitter, al decir que había recorrido centros de
evacuados el martes a la noche cuando en realidad seguía vacacionando en
Brasil.
La falta de gestión mata y no hay marketing ni cobertura que
pueda evitar lo inexorable. En el actual estado de opinión pública mayoritario,
solo una sucesión de milagros pueden sostener ensambladas la popularidad con la
ausencia de gestión cotidiana. El primero que lo advirtió fue el ex motonauta
que, al toque -por algo le llaman "Daniel Osvaldo Pioli"-, primeriando a todos,
abandono el de "la Juan Domingo" y ya recibió el apoyo del Papa Francisco.
¡Reflejos Celestiales!
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