Jesús Rodríguez | Viernes 05 de abril de 2013
La designación de Jorge Bergoglio como Sumo Pontífice de la
Iglesia Católica descuajeringó, por un rato, el pensamiento de los sostenedores
del relato oficialista. En forma individual se apresuraron a denostar a un
prelado que siempre estuvo de la vereda de enfrente del kirchnerismo. Le
enrostraron un pasado de supuesto apoyo a la dictadura y su presente de
vinculaciones con enemigos del actual gobierno y críticas, no sólo al
kirchnerismo, sino al populismo latinoamericano. El presente que Francisco le
hiciera a la presidente - retribuido por el kit de mate que le llevara Cristina
Fernández - es un modesto libro con las conclusiones de la V Conferencia
General del Episcopado latinoamericano y del Caribe del año 2007, en la que
entre otras cosas la presidente podrá leer: "Constatamos un cierto progreso
democrático que se demuestra en diversos procesos electorales. Sin embargo,
vemos con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión
autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes
de corte neopopulista... Una democracia sin valores, como los mencionados, se
vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo." Al
entregarlo, Francisco le dijo: "Esto va a ayudar para ver un poco qué pensamos
en este momento los padres latinoamericanos".
Los principios inquebrantables del "relato" dieron paso a la
conveniencia y al oportunismo de amigarse rápidamente con el nuevo Papa. La
presidente, que días antes de la fumata bianca había lamentado que las mujeres no
pudieran alcanzar las altas magistraturas de la Iglesia "de lo contrario me
hubiera candidateado para papisa" - espetó en un acto - se mostró conmovida en
su encuentro en el Vaticano.
Con la misma velocidad con la que algunos referentes del
oficialismo se apresuraron a defenestrar a Bergoglio, cambiaron plomo por rosas
sin que se les moviera un pelo. De alguna manera, la papa caliente que comenzó
a circular se enfrió cuando la decisión fue la de hacer las paces con alguien
que hoy ejerce un rol de liderazgo mundial con un alcance aún no definido. Sin
embargo, el gobierno actual contabiliza su entronización como una derrota.
La eterna interna
El sacudón mediático entre la muerte de Hugo Chávez y la
asunción de Bergoglio le quitó visibilidad a la interna peronista, diluida
ahora por las colosales inundaciones que barrieron con la escenografía de
cartón de varias gestiones. Así como el relato oficial se acomodó al
surgimiento de un liderazgo internacional inesperado, el relato macrista de
"los equipos de trabajo" - todos de vacaciones - se licuó en pocas horas. Desde
la presidente hasta Macri, pasando por Daniel Scioli y Pablo Bruera, nadie
saldrá indemne de esta prueba, de este verdadero "castigo bíblico". A tal
punto, que los contendores han alzado pañuelos blancos hasta que amaine. Los
sindicalistas docentes depusieron sus planes de lucha y hasta La Cámpora
reconoció que "hay que bajar el nivel de confrontación".
Pasada la coyuntura - y aún operando sobre ella con
acusaciones cruzadas - el peronismo se enfrenta a un triple desafío: hacerse
cargo de los problemas creados por su propia gestión de 12 años - 24 en la
provincia de Buenos Aires -, resolver el problema de la sucesión, sin que ello
arrase con todo a su paso como con el conflicto docente en la provincia de
Scioli; y cómo transitar lo que le queda del mandato, en medio del cambio de
base política que operó el cristinismo en su segundo período de gobierno.
La postura del gobernador de Buenos Aires de "hablar con
todos" y sacarse fotos con enemigos declarados del kirchnerismo y hasta
entrevistarse con Julio Cobos, son gestos demasiado fuertes para dejarlos pasar
para un gobierno muy celoso de esos mensajes y bastante paranoico en general.
De manera que "disciplinar" al ex empresario de electrodomésticos es algo
natural en el esquema de poder establecido desde la Casa Rosada. Nada de esto
despeja las incertidumbres sobre la sucesión. Mucho menos acerca de la solución
de los problemas que ha generado "el modelo" en el plano económico y "el
relato" en el conjunto del sistema político.
Sin duda alguna, el triunfo de Daniel Peralta en Santa Cruz,
constituye un punto de inflexión en la interna peronista. Con más del 80 por
ciento de los votos a su favor, el gobernador díscolo derrotó a La Cámpora y a
todo el kirchnerismo santacruceño y nacional. Peralta se impuso en 10 de las 14
localidades de la provincia patagónica. Con ese margen definirá su política de
alianzas y los nombres de los candidatos a legisladores para la elección de
este año.
El camino que señala Peralta dentro del peronismo indica que
hay vida después del kirchnerismo, que se le pueden ganar a la presidente, a
Julio de Vido y a los medios oficiales que lo bombardearon durante estos meses
en los que además sufrió el ahogo financiero impuesto por la nación a todos los
reacios a obedecer.
Otro corolario de esta elección es la nula capacidad de La
Cámpora para desempeñarse con éxito en la arena electoral, desde la
universidad, hasta las concejalías. Esto es muy grave para una presidente que
en su cambio de base de poder ha puesto a esta agrupación como pieza clave de
su nuevo armazón.
Al listado de Daniel Scioli, José Manuel de la Sota, Roberto
Lavagna, Hugo Moyano y Roberto Lavagna, habrá que sumar a Peralta.
Los problemas de siempre
Podríamos hilvanar causas y efectos para comprender la realidad
actual. A los imponderables naturales se les dará su peso relativo en la
ecuación, pero al igual que la tragedia de Cromagnon, u Once, se tejen los
hilos de improvisación, falta de obras, corrupción e irresponsabilidad. Si las
obras hídricas, ferroviarias o de infraestructura no están es porque en la
actual coyuntura económica el gobierno carece de financiamiento, gestiona sin
planificación o carece de iniciativa creyendo que el tiempo soluciona todo. El
primero es efecto del aislamiento internacional de la Argentina; la inflación y
la dilapidación de los recursos públicos ingentes en el largo período de
bonanza que llevamos, merced a la sustancial mejora en los términos del
intercambio, para el país y para toda la región. Y como el gobierno apela al financiamiento
local - ANSES, Pami; Tesoro - profundiza el ciclo inflacionario.
La planificación se reciente al tener el futuro fuertes
incertidumbres con respecto a precios sensibles de la economía; al no haber
líneas estratégicas y al predominar el corto plazo y depender el desarrollo de
obras del factor político. Ambos factores, financiamiento escaso y
planificación nula, son especialmente notables en el sector energético. Allí,
como en otros ligados a las infraestructuras de comunicación y de transporte,
una vez alcanzada la máxima capacidad instalada, se careció de iniciativa e
inversión para su ampliación.
Todo esto se da en el marco de lo que señala el documento
que Francisco le entregó a la presidente para recordarle el empobrecimiento
constante de nuestro sistema democrático.
Lejos de reconocer que estos lodos son productos de aquellos
polvos, el gobierno insiste con los parches, el déficit, el clientelismo y la
falta de gestión. Insiste con un relato que tiene a los derechos humanos como
piedra angular. Una triste ironía del destino hizo que uno de los tantos
ancianos que conforman la mayoría de una imprecisa y larga nómina de fallecidos
en la ciudad de La Plata es la Abuela de Plaza de Mayo Lucila Ahumada de Inama
que a los 77 años no había encontrado a su nieto. La Plata también es la ciudad
que espera a Jorge Julio López. La Plata es la ciudad natal de la presidente y
ha sido el escenario que resume la verdadera tragedia argentina.
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