Hernán Brienza | Sábado 30 de marzo de 2013
El problema del no inicio de clases en la provincia de
Buenos Aires pasa de unos a otros entre el gobernador Scioli y los dirigentes
de los gremios. En medio de acusaciones cruzadas, nadie parece hacerse cargo.
Pero de fondo, aparece una discusión: la gestión ineficiente de los estados
provinciales a la hora de establecer prioridades presupuestarias.
Concluye marzo y los pibes de la provincia de Buenos Aires
todavía no pudieron tener sus clases con normalidad. Y la pelota, como en el
juego del Gran Bonete, pasa el problema de unos a otros entre el gobernador
Daniel Scioli y los dirigentes de los gremios docentes, entre ellos Roberto
Baradel, titular del Suteba. ¿Pero a quién le corresponde realmente solucionar
la cuestión?
"Cada uno tiene sus responsabilidades. Yo tengo que
administrar lo mejor posible...Yo no soy una persona improvisada. La gente me ha
renovado la confianza hace un año y soy el gobernador más votado de la historia
de la provincia -aseguró Scioli a principios de semana-. El paro docente es
salvaje. No voy a pisar el palito de las provocaciones... Algunos están con
actitud de decir 'provoquémoslo a ver si reacciona' y yo voy a reaccionar como
siempre reacciono: trabajando, buscando soluciones... No les estoy pidiendo que
vayan a dar clases como sea, hemos llegado a un aumento de 22,6%, que son más
de 14 mil millones de pesos para la provincia de Buenos Aires".
Baradel, secretario general de Suteba, cruzó de inmediato
esas afimaciones y criticó la decisión del gobierno provincial de gastar cerca
de 850 mil pesos en su participación a través de seis stands y de publicidad
para la muestra Expoagro. "Cuando a uno le sobra, no hay problema, pero el
gobierno bonaerense tiene que priorizar los gastos", concluyó.
Pero quién tiró la pelota afuera, en realidad, fue su
flamante operador político, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien
criticó a la Presidenta
por no asistir a la provincia de Buenos Aires ante el conflicto docente y dijo:
"Cuando asumimos el Gobierno, que había problemas de paro docente, mandamos el
dinero a las dos provincias y fuimos para allá. Eso lo hicimos el primer día
que asumimos. Felipe Solá en un momento tuvo problemas con los docentes porque
los recursos que el Gobierno nacional le mandó no le alcanzaban, entonces el
Gobierno nacional le mandó más dinero para terminar el conflicto".
Y allí ardió Troya. Los intendentes bonaerenses firmaron una
solicitada en la que pidieron la rápida solución del conflicto y salieron a
terciar en la cuestión. Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, fue
contundente: "Scioli es quien tiene la máxima responsabilidad de resolver el
problema. Las diferencias no son tan contundentes para que podamos llegar a
esta situación. Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han aportado los
recursos para que la educación esté en un nivel importante y muchos municipios
también estamos contribuyendo en la educación, a través de la inversión en
infraestructura en las escuelas".
Por último, quien también contradijo a Scioli, fue el
intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, presidente de la Federación Argentina
de Municipios, "el gobernador es el responsable de resolver el conflicto
docente. Le pedimos a las dos partes que flexibilicen sus posiciones para que
los chicos vuelvan a la escuela".
Nacionalizar o provincializar el tema parece ser la
cuestión. Pero lo cierto es que mientras la mayoría de las demás provincias
resolvió las paritarias docentes, los alumnos y alumnas del estado con mayor
presupuesto de todo el país no puede poner fin a un problema que es de vital
importancia para el desarrollo económico y social de millones de bonaerenses. Y
esta discusión se enmarca, justamente, en un debate mucho más profundo que se
debe producir en la política argentina: la relación entre las administraciones
nacionales y las provinciales. Los estados locales también deben hacer de la
gestión superavitaria una premisa de gobierno. Y deben optar entre qué opciones
gastar las partidas presupuestarias.
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