Juicio en Barcelona
Lunes 03 de diciembre de 2012
El abogado de Gustavo y Eduardo Juliá, quienes comenzarán a
ser juzgados en Barcelona por el envío de 944 kilos de cocaína en un jet
privado, adelantó que los imputados se declararán inocentes.
Así lo señaló hoy a Télam el abogado argentino de los hijos
del ex jefe de la Fuerza
Aérea José Juliá, Carlos Broitman, quien viajó especialmente
y ya se encuentra en Barcelona para asistir al juicio que mañana y el miércoles
se realizará ante Juzgado de Instrucción Número 2 de El Prat Llobregat.
"Tanto los Juliá como el piloto Matías Miret son
inocentes. Ninguno de ellos tenía conocimiento de que en la aeronave había casi
una tonelada de cocaína", dijo el letrado.
Broitman explicó que "por un lado, se planteará en el
debate que los pilotos, Eduardo Juliá y Miret, sólo fueron contratados para
eso, para pilotear, y por lo tanto nunca tuvieron la posesión o el dominio del
avión".
En el caso de Gustavo Juliá -quien está más comprometido en
la causa porque era el dueño del avión-, Broitman comentó que "va a
demostrar que él fue contratado por un empresario español para estos viajes,
que desconocía que el real objetivo era trasladar droga y que no siempre él
tuvo el control o la posesión de la aeronave".
Broitman también comentó que la defensa "planteará una
serie de nulidades con las que se intentará demostrar que hubo irregularidades
en el proceso", aunque prefirió no adelantar precisiones sobre esos
planteos.
En el juicio que comienza mañana, los hermanos Gustavo y
Eduardo Juliá, y Miret, podrían ser condenados a 13 años de prisión y recibir
una multa de hasta 100 millones de euros, según lo solicitado por el fiscal del
caso, David Beneges.
En el escrito de acusación al que tuvo acceso Télam, el
fiscal los acusó de cometer "un delito contra la salud pública en su
modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia
de extrema gravedad por el uso de una aeronave como medio de transporte
específico".
Los tres argentinos fueron detenidos el 2 de enero de 2011
tras aterrizar en el aeropuerto El Prat de Barcelona en un jet Bombardier
Challenger 604 que había partido del aeropuerto de Ezeiza y que hizo escala en la Isla de Sal, en Cabo Verde.
La
Guardia Civil española inspeccionó el avión y descubrió 944,5 kilogramos
de cocaína ocultos en el interior de los tapizados de las butacas y en los
paneles internos de la aeronave.
Según el informe del fiscal, la cocaína incautada resulto
ser de "una pureza media del 83%" y "hubiera alcanzado en el
mercado clandestino un valor 32.116.778 euros".
El avión estaba piloteado por Eduardo Juliá, mientras Miret
figuraba como copiloto y Gustavo Juliá era el único pasajero.
Los dos hermanos son hijos del ex brigadier José Juliá,
quien ocupó la jefatura de la
Fuerza Aérea Argentina entre 1989 y 1993.
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