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La obsesión del PP por atacar a la identidad catalana

Jueves 02 de junio de 2011
Sabido es que todo catalanismo que pueda mostrar el PP se basa en el viejo concepto de 'regionalismo bien entendido' y cuasi folklórico. Nada más. Por ello aprovechan cualquier circunstancia para sacar el hacha de guerra contra todo lo que supere esta línea roja. En estos tiempos en que, por ejemplo, es menester hablar de políticas sociales y evitar que las mismas sean patrimonio de la izquierda, los populares tienen su coartada. Y así, cargan contra los presupuestos del Govern porque se alejan de las mismas. Pero, como de algún sitio hay que sacar, se montan la estrategia perfecta para satisfacer a su grey. Y, aunque siempre hay que arrancarles las palabras con tirabuzón, acaban en lo mismo: la solución es recortar subvenciones a entidades que defienden Cataluña o a las mal llamadas embajadas del país en exterior. Que, además, no son exactamente esto sino que son oficinas de promoción que, entre otras cosas -desde luego, sí que extienden el conocimiento de la realidad por el mundo, pero no sólo hacen esto- sirven para captar inversión. Es decir, dinero.