Que hay que modificar la edad de jubilación ha sido una idea ya adoptada en otros países y que nuestro Gobierno ha hecho suya. No hace muchas semanas se hablaba de situarla en los 67 años, pero hete aquí que ahora más de uno en el Ejecutivo asegura que no es dogma inamovible que tenga que ser a los 67, que podría quedarse en los 65, teniendo en cuenta que la jubilación real en España se produce en torno a los 63. No se percibe especial urgencia.
España ni es Irlanda ni Portugal. España es España con sus pros y sus contras y somos muchos los que desearíamos con todas nuestras fuerzas que el Presidente tuviera razón cuando afirma que no hay riesgo alguno de intervención, que los que hoy especulan se van a quedar de una pieza porque las cosas nos van a ir muy bien. Pero ¿saben?, en el mundo financiero se mira de reojo a las cajas, muchas de ellas con enormes agujeros, y muchas gentes que están a pie de obra de este mundo que se encarga de gestionar bienes ajenos y que están al cabo de la calle de los grandes y pequeños movimientos, a día de hoy no descartan una intervención de nuestro país. Estas gentes no estuvieron en Moncloa pero no saben menos de la realidad que los invitados del Presidente, al que por enésima vez y por el bien de todos, hay que desear acierto en sus pronósticos.
En cualquier caso, el Gobierno ya no tienes excusas para afrontar con determinación la situación. Los más grandes, al parecer han adquirido el compromiso de colaborar en la salida de la crisis. Los que trabajamos lo hacemos cada vez por menos dinero y el Ejecutivo ya no es prisionero de la "geometría variable". El PNV, a cambio del desarrollo estatutario, le permite, si quiere, bailar el vals en el Congreso. Con todo esto a su favor, resulta, según José Blanco, que la gran amenaza para España es Mariano Rajoy que nos quiere ver a todos hundidos. ¡Que demasía¡.