“Os lo debo a todos: vale la pena dejarse la piel por vosotros”. No es más que una frase, un populismo, pero que resume lo que para
Mariano Rajoy ha sido este XVI Congreso del PP clausurado en Valencia y un avance del partido que el reelegido presidente nacional quiere. Rajoy ha hecho un discurso populista y efectista, ha sido interrumpido por aplausos buscados más de un veintena de veces y ha dado las claves de lo que será su posición política de aquí a las próximas elecciones general. Ha sido un discurso de clausura de un Congreso, pero también una intervención de candidato a la Presidencia del Gobierno.
En clave externa –las internas ya las reveló el sábado, en su intervención como candidato a la reelección-, Rajoy ha arremetido duramente contra la política del Gobierno de
Rodríguez Zapatero, para quien no ha ahorrado críticas ni adjetivos, pero a quien también le ha lanzado el guante para buscar pactos de Estado para buscar soluciones a la crisis económica, autonómica, educativa, lingüística y hasta de reforma constitucional. Ha prometido una oposición tenaz, dura, pero también pactista en nombre de los intereses generales de los españoles: “
Buscaré acuerdos hasta donde sea posible: el que no quiera entenderse conmigo será porque no quiera”.
Una ‘herencia zapaterista’ envenenada
En esta clave externa, Rajoy no ha ahorrado ni un solo adjetivo a
Rodríguez Zapatero y su Gobierno. Ha utilizado los típico-tópicos lugares comunes, pero ha provocado en su público la reacción esperada: los aplausos y las ovaciones, que era de lo que se trataba. Sus frase preparadas eran del tenor de
“ya no es posible contar la historia de la champion league”, o
“todos los elementos apuntan a una crisis que Rodríguez Zapatero se empeña en minusvalorar o despreciar”, o
“ni siquiera se atreve a decir la verdad, ¿cómo se va a atrever a tomar medidas? y lo peor es que no sabe que hacer”, o “
ya no le queda ni el recurso de la palabrería”, o la más coreada de todas: “
Con nosotros se vive mejor: crecen las empresas y el empleo, se pagan las pensiones y crece la hucha de la familia”.
Rajoy ha pintado una España negra tras el cuatrienio zapaterista -aumento del paro y del déficit exterior, falta de productividad, caída de la Bolsa, subida de los precios y de las hipotecas…- pero ha ofrecido soluciones, y, desde luego, pactos a quienes desde la responsabilidad del Gobierno
“no saben enfrentarse a los problemas, resolver, buscar las soluciones y aplicarlas”. Frente a eso, Rajoy ha dicho que está el PP
“que sí sabemos enfrentarnos a una crisis” y que van a echarle una mano a este
“gobierno desconcertado” para que
“se equivoque lo mínimo posible”.
Otra frase de las que duelen, sobre todo a la izquierda: lo que el ‘nuevo’ PP no hará es
“ir a Bruselas y quedarse callado como ha hecho el Gobierno español ante una agresión flagrante a los derechos de los españoles”, que es la aprobación de las 65 horas semanales…
Cándido Méndez, de UGT, y José María Fidalgo, de CC.OO., sentados en la primera fila de invitados escuchaban muy atentamente.
Autonomías y terrorismo
No ha olvidado mencionar
Rajoy dos cuestiones capitales que preocupan en el PP: la marcha autonómica –“
cuando hablamos de la España de las autonomías estamos hablando de España y no de otra cosa”- y el terrorismo, contra el cual promete aplicar una política “sin dudas, sin vacilaciones, sin atajos y sin pasteleos”.
Ahora bien, Rajoy se lo ha vuelto a decir a los suyos –y sobre todo a los más críticos- de forma rotunda, tajante: ‘parece’ que el Gobierno de Zapatero
“ha rectificado, si no en ideas, al menos en su conducta”, y desde ‘éste’ PP “
apoyaremos todas las ideas del Gobierno para la derrota de los asesinos, pero estaremos muy vigilantes para que no vuelva a cometer los errores del pasado”.
Y una clave más: “Estaremos muy cerca de las víctimas, siempre… siempre con las víctimas del terrorismo”. Clave importante, apoyada por el hecho poco valorado mediáticamente de que Rajoy ha incluido en su ejecutiva a
María del Mar Blanco, la hermana de
Miguel Ángel e icono de las víctimas del terrorismo. Acto efectista con el que ha querido desmontar internamente actuaciones como la de
María San Gil o
José Antonio Ortega Lara.
Todos para uno y uno para todos
El segundo bloque ha sido el interno: Rajoy ha reclamado, se acabaron las ‘alegrías’ dentro del partido. “
Volved a casa, poneos desde mañana a trabajar y decidles a todos que estamos unidos” que
“no hemos perdido el tiempo en este Congreso, que estamos preparados para ganar las elecciones”. Que
“España necesita un gobierno mucho mejor que el que tenemos”, que
“eso será cuando desplacemos a los socialistas del poder”, pero que ahora se necesita un oposición “sensata, exigente y constructiva, dispuesta a empujar”.
En este apartado, Rajoy no ha ahorrado mensaje sublimizares –y no tanto- a determinados grupos mediáticos. “
A mí no me ha puesto ninguna multinacional, ningún sindicato ni ninguna organización que no sea el PP. Estoy aquí porque lo habéis querido vosotros”. Se acabó la ‘tutela’, o la ‘tutía’ que diría
Manuel Fraga. Es su aviso de que se ha legitimado plenamente como presidente del PP y que ahí manda él.
Así, ha prometido total dedicación, pero acompañado, porque “
el partido lo componemos todos”; es decir, que hay que ‘integrarse’, cerrar filas: “
No voy a prescindir de nadie y con la mayor humildad solicito la ayuda de todos”, les ha dicho.
Y luego, por último, el capítulo de agradecimientos: “
Gracias a mi mujer, que está aquí y que me ha aguantado mucho”, “gracias a todos” y gracias “en especial a
José María Aznar, que me dio la segunda oportunidad”. Rajoy pasó someramente por los muchos años de militancia en el PP, que “
vistos desde la distancia, hasta los sinsabores han merecido la pena”. Reveló también que había enviado un telegrama a la Casa Real de apoyo, en definitiva, a la Monarquía.
Dos mil invitados
Para la clausura del XVI Congreso por Rajoy habían sido invitadas algo así como unas dos mil personas. Allí, en el plenario, se dieron cita una cincuentena de asociaciones y organizaciones políticas, sindicales y empresariales.
Allí estaban los máximos responsables de UGT,
Cándido Méndez, y de CC.OO.,
José María Fidalgo; representantes de USO, de la CEOE y de CEIM; de sindicatos policiales; de partidos como Coalición Canaria, Convergencia Democrática de Catalunya, Unió Democrática de Catalunya –la presidenta del Congreso,
Rita Barberá, citó a CDC y UDC por separado, ella sabrá- y, naturalmente, del ‘socio’ del PP en Navarra, Unión del Pueblo Navarro, cuyo presidente,
Miguel Aizpún, intervino en el plenario.
También estuvieron presentes embajadores en España como los de Marruecos, Sarajevo, República Dominicana, Irlanda, Francia, Rusia, China, Guinea Ecuatorial, Túnez, Italia, Croacia o Nueva Zelanda, e incluso un representante del Frente Polisario, que fue muy aplaudido.
Las intervenciones iniciales corrieron a cargo del presidente de Nuevas Generaciones,
Nacho Uriarte; el presidente del ‘partido hermano’ en Navara, UPN,
Miguel Aizpún; el presidente del PPE,
Wilfred Martens, y el presidente valenciano, Francisco Camps. Luego, la intervención estelar de la flamante secretaria general, María Dolores de
Cospedal, antes del mitin de cierre del propio Rajoy. “
Somos los mejores, lo más grande que tiene España”, llegó a decir De Cospedal.
Si (
No(
