El debate energético
Por
Francisco Muro de Íscar
martes 15 de octubre de 2013, 21:29h
Es otro de los problemas sin resolver. Durante años, hemos tirado con
pólvora ajena en todas, al menos en algunas de las energías renovables,
hemos mantenido artificialmente otras, hemos desechado la nuclear -que
posiblemente es la más limpia y la más rentable-, tenemos un déficit de
tarifa que acabaremos pagando, pero que es un lastre descomunal, y este
Gobierno ha tomado decisiones que han dejado a la intemperie a
empresarios que se habían lanzado a invertir, con primas o subvenciones
irresponsables, y que hoy son insostenibles. Y lo que es peor, no
sabemos cuál es el modelo de futuro.
Tampoco me sirve de mucho
consuelo que países que parecen más serios, como Alemania, y presidentas
que parece que no se casan con nadie, como Angela Merkel, hayan tomado la decisión de frenar el desarrollo de la energía nuclear, aunque, ahora, tal vez tenga que dar marcha atrás.
La denuncia de Ignacio Sánchez Galán,
presidente de Iberdrola, y de otros empresarios del sector es
demoledora: "el 57 por ciento de lo que pagamos en nuestro recibo de la
luz se va en primas, impuestos y subvenciones", entre ellas un 21 por
ciento a las renovables. Y de ese dinero, un 8 por ciento va a la
producción de energía solar, que sólo produce el 5 por ciento de la
energía en España. Galán dice que la energía solar supone un gasto de
400 euros a un ciudadano mientras que la eólica sólo costaría 80. Yo no
entiendo el recibo de la luz, así que me declaro incompetente para
entender por qué subvencionamos algo que es muy caro cuando tenemos
alternativas mejores y más baratas.
Pero sí tengo opinión sobre
lo que me parece el fondo del asunto: esa mala praxis, esas decisiones
políticas que nos hacen producir algo innecesario a precios
insoportables -y pagarlo de nuestro bolsillo- tiene, debe tener, unos
responsables que usaron mal el dinero público. Y habría que buscar y
poner a disposición de tribunales de ética o de justicia a quienes
promovieron este negocio del que algunos han sacado pingües beneficios y
otros, una ruina inminente. ¿Se acuerdan ustedes de las famosas plantas
desalinizadoras que íbamos a instalar en toda la costa española y que
iban a acabar con el problema del agua? ¿Cuánto dinero nuestro
invirtieron algunos responsables políticos en este proyecto y qué queda
de todo aquello? Pues eso, que los gestores del dinero público deberían
ser responsables de sus decisiones. Y si primaron la energía solar
deberán explicar por qué, cuánto se gastaron y qué coste ha tenido.
Porque de aquellos barros vienen estos lodos. Y no digo que los metan en
la cárcel, pero, al menos, que les señalen públicamente y que les
incapaciten para seguir haciendo lo mismo en otros sitios. Al menos con
el dinero público.