José Antonio Garvía (
pilotojag@gmail.com)
es un joven emprendedor de 27 años cuyos sueños tienen muy altos
vuelos. De hecho, y aunque estudió marketing, regenta un aeródromo en la
pequeña localidad de Marugán (a 28 kilómetros de Segovia), con 600
habitantes. Y, como él dice, ufano, puede que ni en Castellón ni en
Ciudad Real funcionen los macroaeropuertos, desolados y sin aviones,
"pero en Marugán vaya si tenemos aviones". De hecho, la empresa Air
Marugan (
airmarugan@gmail.com)
cuenta con tres ultraligeros que constituyen las delicias de una
veintena de clientes que siguen un curso de vuelo. Tres mil euros es el
precio por al menos una clase semanal de cinco meses.
Los
Garvía son una familia que vuela alto. El abuelo, Miguel Angel, un
ingeniero de Caminos que proyectó el primer túnel del Guadarrama, era un
inventor que fabricó, junto con su hijo José Antonio, padre de nuestro
personaje, un avión ultraligero que iba a adquirir fama en los círculos
especializados de toda Europa: el 'Tango', que ganaría los campeonatos
de España y Europa en 1980 y 1981 y que llegaría a vender más de
trescientos ejemplares.
Ahí
comenzó la vocación aérea de los nietos, José Antonio y Alejandro, que
vieron cumplido, en 2007, su sueño de inaugurar un aeródromo en las
tierras familiares de Marugán. Una instalación sencilla, atendida por
los propios Garvía y por dos operarios locales, y que pronto empezó a
recibir aspirantes a piloto. Antes se habían instalado, con menos
pretensiones, en Alcazaren (Valladolid), desde donde regresaron a su
tierra natal, realizando una inversión bastante notable: más de dos
millones de euros.
La
desgracia llegaría cuatro años después: el 28 de julio de 2011, cuando
preparaban un acontecimiento europeo, Alejandro, que había obtenido
varios títulos de piloto, se mató mientras volaba en las cercanías de la
capital segoviana. Y, con él, un alumno, un joven alemán que, como el
piloto, murió en el acto al estrellarse el avión. Pero ni así
abandonaron los Garvía su sueño: hoy siguen dando clases a gentes para
las que volar constituye media vida y a las que gusta mirar las cosas desde arriba.