Españoles emigrantes
lunes 23 de enero de 2012, 12:36h
El número de españoles que han encontrado trabajo en el extranjero se ha
incrementado en un 22 por ciento desde el inicio de la crisis, y la
cifra va en aumento. Según quienes analizan este nuevo fenómeno
migratorio, los que se marchan actualmente a otros países son,
mayoritariamente, jóvenes "muy cualificados" y que, cuando llegan a su
destino, no se integran en las veteranas asociaciones de emigrantes,
esas entrañables Casas de España o centros regionales cuyos socios se
ayudaban entre sí y combatían la nostalgia; organizaciones en muchos
casos algunas con más de medio siglo de existencia, como ocurre en
Alemania, en el Reino Unido o en Suiza.
Y ya no llegan estos
españoles del éxodo a sus destinos desconociendo el idioma, sin la
titulación para un trabajo cualificado o sin una licenciatura
universitaria (como les ocurrió a sus padres o a sus abuelos o a sus
bisabuelos en anteriores oleadas de emigrantes: aquellos tiempos en que
se marchaban a la aventura, quizá por la llamada o el reclamo de un
familiar o de un amigo, primero a los países de Iberoamérica y, ya a
mediados del siglo pasado, a la Europa de la prosperidad, a trabajar en
las minas alemanas, o en la hostelería en Suiza, o en el servicio
doméstico en Bélgica, o en lo que buenamente cuadrase en Holanda,
Francia o Dinamarca).
Se da también otro grupo de emigración,
formado por los españoles que se marchan a Ecuador, Bolivia o Perú,
pero que son, en realidad, gentes nacidas en aquellos países, que
obtuvieron la nacionalidad española, y que debido a las adversas
condiciones laborales de España retornan a su patria de origen.
Es un fenómeno complejo y con muchos matices. Al final, cada español
que emigra configura una aventura singular. Por eso los organismos
públicos de emigración alertan, aún a los mejor preparados, sobre el
exceso de optimismo, recomiendan a quienes se piensan marchar que no lo
hagan a lo loco y que tengan en cuenta que "en ningún país del mundo
atan los perros con longaniza", que incluso en Suiza hay paro, y que no
esperen, tras cruzar la frontera, que les llueva del cielo un contrato
millonario.