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Afuera el mal menor

El vergonzoso operativo se llevó puesto al Ministro de Seguridad
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El vergonzoso operativo se llevó puesto al Ministro de Seguridad

Se va Ocampo ingresa Santilli

Por Eduardo Fleming
lunes 26 de noviembre de 2018, 20:13h

Algo tenía que pasar. Tras la “indignación” de Macri durante la mañana, y la lavada de manos de Larreta responsabilizando a la barra de River sin hacerse cargo de nada, saltó el fusible más “pequeño” de todo este engranaje y a días del inicio de la cumbre de presidentes del G-20 Martín Ocampo dejó de ser el Ministro de Seguridad de la Ciudad, cargo que ocupará el vice jefe de gobierno Diego Santilli.

Mientras los dirigentes de RIver y Boca ya están en Paraguay, definiendo el futuro de la Copa más corrupta de la historia en las oficinas de la Conmebol, en Argentina las acusaciones y los pases de factura están a la orden del día, con una gran incógnita que nunca se va a poder develar: sí mandaron al micro con los jugadores de Boca al muere por una negligencia o si fue adrede. Grave en los dos casos, y, como en general siempre ocurre, el que pagó los platos rotos fue el funcionario de menor cargo en la polémica. En este caso el Ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, que tiene la suerte que a pesar de renunciar al ministerio no se quedará sin trabajo como le ocurriría a cualquier ser “normal”, ya que volvería a su cargo –de licencia actualmente- de procurador General de la Ciudad, ¿se investigará él también?

Mientras tanto, y en otro capítulo de comentaristas principales, Macri “no entiende” lo que pasó, y lamentó que todo lo que ocurrió “no contribuyó en nada al esfuerzo que estamos haciendo para ayudar a poner a la Argentina en otro lugar del escenario mundial”, obviamente sin decir que las fuerzas de su partido político controlan tanto la Ciudad como la Nación.

Con un blindaje mediático que ya roza lo absurdo, el presidente de River también se hizo el desentendido cuando le consultaron como podía ser posible que un integrante de la barra tuviera 300 entradas para la reventa, y con cara de carmelita descalza, tiró la pelota para otro lado.

Cada día se suman más papelones a una final que estaba predeterminada para terminar de esta manera.

Quien mal anda mal acaba dice el dicho, y esta Copa lo dejó muy en claro. Lo que pase de ahora en más quedará totalmente desvalorizado ante el bochorno realizado.

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