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El peligro del fraude

El peligro del fraude

Por Jesús Rodríguez
miércoles 23 de septiembre de 2015, 22:13h

Las elecciones en Tucumán, grave antecedente para un octubre reñido. Las sutiles derrotas del kirchnerismo. La suerte de la Argentina está muy atada a la de Brasil, economías en crisis.

El feudalismo imperante en las provincias del norte argentino, expresado en las turbulencias e irregularidades que alcanzaron repercusión nacional en la última elección de Tucumán, pone sobre el tapete lo que Cambiemos ha venido preanunciando desde su constitución como alternativa de gobierno: la disposición del oficialismo de echar mano a cualquier medio – lícito o ilícito – para sostenerse en el poder. El fraude, en toda su amplia gama de tretas, y el clientelismo, son parte del menú que el kirchnerismo dispone para seguir gobernando y que no titubeará en utilizar en la elección nacional del 25 de octubre.

Con un enorme despliegue de poder desde los aparatos estatales, el kirchnerismo utiliza los recursos públicos para alentar el clientelismo, hacer una descomunal propaganda, hacer trampas y perseguir a opositores con los “carpetazos” consabidos.

Los planteos legales presentados por José Cano llegaron hasta el Superior Tribunal tucumano la que proclamó rápidamente a Juan Manzur como gobernador y a los demás candidatos electos en los comicios del 23 de agosto, quedándole a la Junta Electoral Provincial el trámite final. Es decir que Manzur asumirá el cargo mientras que un eventual reclamo de la oposición a la Corte Suprema nacional se resolvería con el ex ministro de salud en el poder, un remedo del caso del Estado de la Florida en la que la Corte Suprema dictaminó que el candidato John Kerry había ganado por seis votos, pero como George Bush ya estaba gobernando el asunto devenía abstracto.

La Junta, además, resolvió llamar a elecciones complementarias en las tres localidades donde hubo quema de urnas.

Entre el fallo de la Cámara que anulaba la elección y el de la Corte provincial, se meneó la posibilidad de la intervención federal, instrumento utilizado en 168 oportunidades entre 1853 y 1976. Si bien desde 1983 se utilizó sólo siete veces, la intervención de Santiago del Estero en 2004 señala la profundidad e intención del kirchnerismo en tales casos. En esa oportunidad el oficialismo nacional consideró más importante la existencia de una red de espionaje provincial para intervenir que los asesinatos de Leyla Bashier Nazar y Patricia Villalba, las causas judiciales contra el matrimonio Juárez o la casi inexistente división de poderes.

En el debate sobre la ley de intervención federal hubo un contrapunto entre la senadora Cristina Kirchner y Oscar Gómez Diez. El segundo estaba convencido de que la raíz del problema se encontraba en el sistema electoral que regía en Santiago del Estero, donde el que ganaba se quedaba con los dos tercios, por lo que solicitó que la ley de intervención incluyera una convocatoria a una convención constituyente destinada a reformar las normas electorales contenidas en la constitución juarista. La senadora Kirchner se opuso a la propuesta sobre la base de que ello hubiera significado avasallar la autonomía provincial y violar la organización federal del país.

El sistema electoral tucumano, utilizado por el kirchnerismo es uno de los principales responsables del desaguisado de esa provincia y no es más que otro síntoma de la debilidad de un sistema político que desde la crisis del 2001 el oficialismo ha mantenido en un nivel de deterioro que es funcional a su proyecto de poder.

La preocupación de la oposición con respecto a las malas artes y la campaña sucia cobra relevancia cuando la posibilidad de evitar una segunda vuelta está a tiro de fraude. Las últimas encuestas muestran que la estructura del voto que se registró en las PASO no ha cambiado mucho, pese a los sucesos más destacados como las acusaciones contra Fernando Niembro que concluyó con su renuncia a la postulación a diputado nacional por el frente Cambiemos no impactó dramáticamente en la intención de voto para Macri. Del mismo modo, las inundaciones bonaerenses y el inoportuno viaje de Scioli a Italia no parecen haber provocado una baja en el caudal electoral del candidato del Frente para la Victoria.

Las encuestas muestran que uno o dos puntos son la distancia entre un escenario o el otro. Y no cabe duda que el oficialismo hará lo imposible para ganar en primera vuelta.

Varias derrotas

Si bien el triunfo en el Chaco le da cierto aire al oficialismo, no es menos cierto que en la elección del domingo el oficialismo obtuvo menor porcentaje de votos que en las PASO. En agosto obtuvo casi el 60 por ciento mientras que ahora se redujo al 55 por ciento. Por su parte la oposición que había obtenido el 37 por ciento en las PASO provinciales alcanzó el 42 por ciento en la elección definitiva. Esa tendencia es bastante inquietante para sumar votos en octubre para la fórmula de Scioli Zannini.

Otro revés es la renuncia del juez de la Corte Suprema, Carlos Santiago Fayt, con fecha posdatada para el 11 de diciembre de 2015, un día después de que Cristina Fernández deje el poder y después de casi 32 años de ejercicio de la magistratura.

La tensión que existió entre Fayt y el kirchnerismo quedó plasmada hasta en el decreto de aceptación de la renuncia. A principios de año, el juez Eugenio Raúl Zaffaroni recibió un "agradecimiento por los servicios prestados" cuando la presidente Cristina Kirchner aceptó su renuncia. Fayt, en cambio, no tuvo ningún reconocimiento similar, señal de que el último acto público del juez – de larga y valiosa trayectoria – pegó debajo de la línea de flotación del gobierno. Esta forma de alejarse del poder de Fayt se inscribe en el fracaso de la “democratización de la justicia” emprendida en los últimos dos años sin ningún mérito más que descubrir el poco apego a la división de poderes que muestra el kirchnerismo.

A principios de año, Roberto Carlés fue postulado para ocupar la vacante de Zaffaroni, pero el FpV no pudo reunir los dos tercios de los votos del Senado necesarios para que su pliego fuese aprobado. Con la renuncia de Fayt, la Corte tendrá el mínimo indispensable para funcionar y e gobierno entrante deberá proponer dos nuevos candidatos en un contexto de gran fragmentación en el Poder Legislativo.

Por último, en el contexto de las frustraciones políticas, habría que analizar con detalle los verdaderos resultados de la llamada Ley de Medios, a la luz del comportamiento de los viejos y nuevos actores – ligados al oficialismo – que parecen eludir su accionar. A primera vista, el efecto no parece haber sido proporcional a los enormes recursos puestos a disposición de este objetivo del gobierno.

Brasil en el ojo del huracán

Nuestro principal socio comercial del Mercosur ha devaluado su moneda en más de 50 por ciento en los últimos 12 meses, lo que se reflejará en la reducción de las importaciones y la tímida recuperación de las exportaciones industriales, además de la caída de los viajes y gastos internacionales de los turistas brasileños que en gran número alimentan nuestra industria “sin chimeneas”.

En rigor, la devaluación cambiaria fue uno de los factores del éxito económico del primer gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, aunque el crecimiento de la actividad económica se atribuye en general a los elevados precios de las materias primas que beneficiaron las exportaciones brasileñas.

Las esperanzas puestas en los efectos estimulantes de la devaluación aún contrastan con la realidad actual de la industria. La Confederación Nacional de la Industria (CNI) espera para este año una contracción de 3,4 por ciento en el producto del sector. Analistas de varias empresas consultoras son más pesimistas y prevén una caída de 6,2 por ciento.

América del Sur y los mercados emergentes en general, que han sido un factor del crecimiento industrial brasileño como consumidores de manufacturas, vive también una desaceleración económica y la consecuente reducción de la demanda. La economía sufre, además, los efectos de todos los eventos negativos de un clima político convulsionado con una clase media de ha crecido y multiplicado sus demandas. Así, el escándalo de Petrobras (el Petrolao), no sólo afectó al partido gobernante, sino a grandes constructoras brasileñas cuyas obras en el exterior fomentan exportaciones industriales de cemento, equipos, máquinas y componentes y muchos otros bienes.

Los efectos de la devaluación sobre nuestra economía podrían ser similares a los de la crisis de 1997. Al igual que entonces, el tipo de cambio retrasado – sobre el que se puede discutir su magnitud – tendrán efectos negativos sobre la competitividad de nuestras producciones que quedarán en desventaja competitiva frente a la brasileña.

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