Peña Nieto, entrevista ¿con Romney o con Obama?

Será el próximo martes 6 de noviembre cuando se realicen elecciones presidenciales en Estados Unidos, las que definirán si continúa en su cargo el actual ocupante de la Casa Blanca, el demócrata Barak Obama, o llega el republicano mormón y de ascendencia mexicana, Mitt Romney.

Este martes 16 de octubre, fue el segundo de los debates entre ambos personajes de tres pactados. En el primero de ellos, dentro y fuera de los Estados Unidos, la percepción consistió en que quien se llevó al gato al agua fue Romney, al mostrarse displicente, relajado y hasta irónico, con un Obama que aquella ocasión no atinaba a contestarle con la contundencia que el caso ameritaba, es decir, al nivel por la lucha de quedarse o desalojar la Casa Blanca, el próximo 20 de enero de 2013, es decir, en poco menos de 3 meses.

Conforme a la percepción de los medios de comunicación de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, incluido por supuesto nuestro país, México, el segundo debate entre los aspirantes a la presidencia del país más poderoso que haya conocido la humanidad -ya se habla que China podría ocupar este sitial, en la década de los 20s, pero para ello también tendremos que observar, primero los cambios en la cúpula que encabeza el presidente Hu Jintao, tras el relevo generacional que ya se anuncia tras la próxima magna reunión del Partido Comunista Chino, donde se prevé continuará la reforma económica gradualista, sin considerar mayores transformaciones en lo político-, quien triunfó en el segundo debate, lleva por nombre Barak Obama.

Para México, la noticia es positiva desde la perspectiva de no pocos observadores, quienes consideramos que con todo y que no se concretó la reforma migratoria a la que se había comprometido Obama desde su primera campaña presidencial, hace más de cuatro años, lo cierto es que las palabras aceradas y cargadas de fobia en contra de la comunidad latina expresadas por Mitt Romney, desde que fuera gobernador de Michigan, lo hacen ver, si llegase al poder, convertido en un persecutor de la comunidad latina.

En su campaña presidencial, Romney no ha tenido empacho en hacerse eco de los sectores más radicales de su partido republicano -la gobernadora de Arizona Jane Brewer con su persecutoria ley antiinmigrante, el grupo del Tea Party, con elementos tan nocivos tal es el caso de la ex aspirante a la vicepresidencia Sarah Palin- al  hablar de una política que prácticamente no tendría concesiones hacia la comunidad latina en los Estados Unidos, lo cual por decir lo menos, no sería más que una injusticia, pues ha sido la grandeza y el valor de los migrantes y muy concretamente de los mexicanos, con sus históricas luchas en pro de sus reivindicaciones -César Chávez-, las que han ayudado en mucho a construir y a hacer que resistan los cimientos de la primera potencia del mundo, hasta el momento, y lo cual podrá mantenerse en caso de que se cumplan los pronósticos de recuperación económica hechos por Obama, con una política de Estado con libre comercio, pero también de crecimiento del mercado interno, con énfasis en la reducción de su déficit presupuestal, que no implicaría la supresión drástica de los programas sociales en los EE.UU.

En materia de comercio es necesario no pasar de lado el caso que viven actualmente los productores de tomate en México, cuyo destino pende de un delgado hilo, al hablarse ya en nuestro país de la necesidad de amparar el 100% de las exportaciones al vecino del norte, conforme a los tratados antidomping que datan de 1996. Lo cual nos haría pensar que pudiera darse una revisión del Tratado de Libre Comercio y no precisamente a favor de México.

El comercio internacional será en los próximos meses y años, uno de los fundamentos esenciales para el crecimiento económico de las naciones. Y en este sentido, también existe la percepción de una mayor receptividad por parte del gobierno de Obama para proyectar junto con México y Canadá, al igual que con Latinoamerica, una alianza Trans Pacífico, tendente a equilibrar el fuerte comercio de los países de Oriente.

La relación de nuestro país con los Estados Unidos, pasa por los temas de migración, comercio, pero también combate al narcotráfico -en tanto se debate y aún resuelve la despenalización de algunos enervantes, tal ocurre con la mariguana en California-, al igual que al tráfico de armas y a que iniciativas como la llamada Mérida, sean de auténtica cooperación y reciprocidad entre ambos países, nunca de intervencionismo, lo cual hay que decirlo, en buena medida depende de la propia política internacional que desde Los Pinos y la Cancillería en avenida Juárez, se construya.

Valga el comentario, respecto a la gran trascendencia de la relación de México con Estados Unidos. Tras concretar exitosas giras de trabajo por diversos países latinoamericanos y europeos, el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, tiene en su siguiente agenda de su asuntos de la más importante relevancia, el entrevistarse con el ganador de los comicios del próximo 6 de noviembre en Estados Unidos, antes de tomar posesión de su encargo constitucional el 1 de diciembre próximo. Los observadores y las encuestas, hablan, que la entrevista será entre Peña Nieto y Obama.